Por Pedro Luis Ibáñez Lérida*
"La muerte de
cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti". John Donne
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti". John Donne
Y si después de tantas palabras
Deshechos los cantos de sirena de las
encuestas, a modo de inmutable realidad, la izquierda andaluza se ha desatado
del palo mayor, tras una travesía por aguas procelosas. El suspiro del PSOE
–Partido Socialista Obrero Español- se ha escuchado en toda Andalucía y el eco
ha llegado al resto del país. Un quejido lastimero de perro que lame sus
heridas, le fue compasivamente acompañando desde las Elecciones Generales. Y se
han dado con un canto en los dientes con los resultados en Andalucía. Porque a
nadie se le escapa que sólo el avance de IU –Izquierda Unida-, recompuesto su
estado de ánimo que recoge ese sentir en plena efervescencia social con la
próxima Huelga General de 29 de marzo, ha materializado el freno de una delirante
derecha apostada en la autosuficiencia.
Resulta patético
que la política
se utilice como justificación en sí misma para invertir los términos que la
soberanía nacional ejerce en las urnas. Como si se tratara de un reloj de arena
que llegado a su último grano, se torna
en posición opuesta para asegurar la continuidad de su fluir. Así obra el PP
–Partido Popular-, cuando el cariacontecido y meditabundo Javier Arenas
reinsiste en trucar su peso político y el de su partido tras las elecciones de
la Comunidad Autónoma Andaluza. El objetivo principal de alcanzar la mayoría
absoluta, y así extender la influencia de las políticas ejercidas por su
partido desde el Gobierno nacional, ha sido defenestrado. Para compensar esta
clara derrota electoral, ahora, tras el varapalo, refuerza su debilidad
aduciendo que una amplia mayoría de andaluces han aceptado su tesis: ser la
fuerza más votada y, por tanto, la de mayor legitimidad y fuerza moral para
situarse en el centro del devenir político. Y que no son más que palabras
huecas como un buñuelo.
Especular con
las razones por
las que el PP aún permanece en estado conmoción, sin tener en cuenta los
prolegómenos de estas elecciones, es abundar en el contumaz error de subestimar
a los votantes. El significativo descenso de los votos de la derecha desde las
elecciones municipales hasta las autonómicas andaluzas, puede interpretarse de
muy diferentes formas. Aunque previa a
la interpretación se hallan dos circunstancias que merecen la pena
considerarse. Por una parte la presuntuosidad y arrogancia de desestimar los
debates electorales. Por otra el inútil gesto de la no presentación de los
Presupuestos Generales del Estado. Ambos hechos son muestra inequívoca de un
síntoma creciente, la débil y testimonial presencia de dignidad política, al
ningunear la capacidad crítica de los electores.
“Y si después de tantas palabras, / no sobrevive la palabra !”. El poeta
peruano César Vallejo en su obra póstuma titulada, no precisamente por él, “Poemas humanos”, transmite una
extenuante insatisfacción ante la vida que le conmina a abrazar la esperanza
como último reducto. Pues si bien la angustia personal tiene resolución en su propia
decisión y determinación como ser humano para hacerle frente. Lo sería más si
la catalización de lo colectivo cobra sentido y fin. Y es en ello donde
precisamente PSOE e IU tienen que aplicar el máximo de generosidad y asentar un
planteamiento político no sólo de hechos, también de esperanza. Esperanza en
sabernos protagonistas activos de nuestra más inmediata realidad. Esperanza en
derrocar la apatía y el conformismo. Esperanza en recuperar la confianza
en la política como noble acto de
ciudadanía y reto indisoluble de la acción política. Entonces si sobrevivirá la
palabra para, como decía José Martí, asentir que “el mejor dicho es el hecho”. Esperemos ver como se aplican el
cuento.
*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com
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