Letras tu revista literaria

miércoles, 28 de marzo de 2012

La lentitud del magma

Por Pedro Luis Ibáñez Lérida*

"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti
".
John Donne

Y si después de tantas palabras

            Deshechos los cantos de sirena de las encuestas, a modo de inmutable realidad, la izquierda andaluza se ha desatado del palo mayor, tras una travesía por aguas procelosas. El suspiro del PSOE –Partido Socialista Obrero Español- se ha escuchado en toda Andalucía y el eco ha llegado al resto del país. Un quejido lastimero de perro que lame sus heridas, le fue compasivamente acompañando desde las Elecciones Generales. Y se han dado con un canto en los dientes con los resultados en Andalucía. Porque a nadie se le escapa que sólo el avance de IU –Izquierda Unida-, recompuesto su estado de ánimo que recoge ese sentir en plena efervescencia social con la próxima Huelga General de 29 de marzo, ha materializado el freno de una delirante derecha apostada en la autosuficiencia.

Resulta patético que la política se utilice como justificación en sí misma para invertir los términos que la soberanía nacional ejerce en las urnas. Como si se tratara de un reloj de arena que llegado a su último grano, se  torna en posición opuesta para asegurar la continuidad de su fluir. Así obra el PP –Partido Popular-, cuando el cariacontecido y meditabundo Javier Arenas reinsiste en trucar su peso político y el de su partido tras las elecciones de la Comunidad Autónoma Andaluza. El objetivo principal de alcanzar la mayoría absoluta, y así extender la influencia de las políticas ejercidas por su partido desde el Gobierno nacional, ha sido defenestrado. Para compensar esta clara derrota electoral, ahora, tras el varapalo, refuerza su debilidad aduciendo que una amplia mayoría de andaluces han aceptado su tesis: ser la fuerza más votada y, por tanto, la de mayor legitimidad y fuerza moral para situarse en el centro del devenir político. Y que no son más que palabras huecas como un buñuelo.

Especular con las razones por las que el PP aún permanece en estado conmoción, sin tener en cuenta los prolegómenos de estas elecciones, es abundar en el contumaz error de subestimar a los votantes. El significativo descenso de los votos de la derecha desde las elecciones municipales hasta las autonómicas andaluzas, puede interpretarse de muy diferentes formas. Aunque previa  a la interpretación se hallan dos circunstancias que merecen la pena considerarse. Por una parte la presuntuosidad y arrogancia de desestimar los debates electorales. Por otra el inútil gesto de la no presentación de los Presupuestos Generales del Estado. Ambos hechos son muestra inequívoca de un síntoma creciente, la débil y testimonial presencia de dignidad política, al ningunear la capacidad crítica de los electores.

Y si después de tantas palabras, / no sobrevive la palabra !”. El poeta peruano César Vallejo en su obra póstuma titulada, no precisamente por él, “Poemas humanos”, transmite una extenuante insatisfacción ante la vida que le conmina a abrazar la esperanza como último reducto. Pues si bien la angustia personal tiene resolución en su propia decisión y determinación como ser humano para hacerle frente. Lo sería más si la catalización de lo colectivo cobra sentido y fin. Y es en ello donde precisamente PSOE e IU tienen que aplicar el máximo de generosidad y asentar un planteamiento político no sólo de hechos, también de esperanza. Esperanza en sabernos protagonistas activos de nuestra más inmediata realidad. Esperanza en derrocar la apatía y el conformismo. Esperanza en recuperar la confianza en  la política como noble acto de ciudadanía y reto indisoluble de la acción política. Entonces si sobrevivirá la palabra para, como decía José Martí, asentir que “el mejor dicho es el hecho”. Esperemos ver como se aplican el cuento.

*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com

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