Letras tu revista literaria

viernes, 27 de julio de 2012

Dactilar



La lentitud del magma

Por Pedro Luis Ibáñez Lérida*


"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque 
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca 
hagas preguntar por quien doblan las campanas: 
doblan por ti".
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca 
hagas preguntar por quien doblan las campanas: 
doblan por ti". John Donne




                        No todo se reduce a eso. Todo no. Pero la parte sustancial y vertebral sí. Me refiero a aquella en la que reside la parte biográfica de los modos, costumbres y actitudes que conforman el estilo y la personalidad de una sociedad afianzada en valores de futuro, desde el arraigo a unos principios solidarios. Principios que engloban no sólo el trato familiar, emocional o afectivo también se halla en las esferas y ámbitos puramente sociales como son las reguladoras del trabajo o representativas de las instituciones. Hablamos, entonces, del bien común como patrimonio innegociable de los ciudadanos. Ese que les pertenece no por la simple transmisión hereditaria, sino por la firme y cimentada convicción de un proyecto común depurado por generaciones. Un proyecto de autoconsumo necesario que se rige por la permanente evolución crítica y constructiva de los acontecimientos y la defensa de lo intangible. Las ideas son los elementos correctores que colijen los sucesos no por imprevistos menos sensibles a su normalización.

                        Las huellas de los principios y valores son menores. Dejan rastro de un mal latente y, sin embargo, atendido con los mejores cuidados. Nada mejor para ello que la promiscuidad financiera. Huellas del manoseo impúdico con que se ha manejado este insalubre y envenenado despropósito. Huellas que sirven para quebrar la confianza y habilitar el dedo pulgar como firma de "preferentes". Ese es el fin aleccionador: incentivar la miseria moral desde el mismo origen de nuestros actos. Encubrir la herida infecta y pútrida con afeites y aceites. Esa son las huellas. Las que a diestro y siniestro han procurado a la sociedad. Las que son evidentes y manifiestas. Porque existen otras que no son perceptibles pero sabemos que están ahí. Son las que han tomado como propio lo ajeno. Son las huellas de los corruptos, especuladores, ladrones y pillos que han amasado junto al poder político este latrocinio que ahora convierten en caldo pestilente y pretenden hacernos tragar. De estos manejos no existen indicios o huellas. El desfalco nacional que han provocado es tan volátil como los salarios y derechos que han sustraído y tan zafio como las privatizaciones y recortes con los que fundamentan el desmantelamiento de los servicios públicos: sanidad, educación, energías renovables, transporte ferroviario, investigación. Una bolsa apetecible que venden al mejor postor.
                        Mantener a flote la esperanza es un dificil ejercicio. La capacidad de bucear en los margenes de la corrupción irrumpe con fuerza y determinación como bien podemos comprobar diariamente. En la epidermis social empiezan a ser visibles los síntomas de gangrena. Sin duda es más que preocupante la red de espionaje que ha salido a la luz. Se dedicaban a vender datos de cerca de 3000 personas al mes: teléfono, domicilio, estado civil, vida laboral, datos fiscales, etc. En esta trama están involucradas unas 150 personas. Entre ellos funcionarios de hacienda, Seguridad Social, policias, guardias civiles, bancarios, abogados detectives privados. Datos que eran adquiridos por bancos, aseguradoras, canales de televisión, grandes empresas, etc. No se trata de demonizar a todas las personas que trabajan en la administración pública. Pero de lo que no cabe la menor duda es la categorización de la deshonestidad en la que nos encontramos. La complejidad de este entramado se sostiene en las actitudes personales que han sido tentadas de servir al delito. Personas que nos han atendido desde su responsabilidad de servicio al ciudadano y que se han granjeado nuestra confianza. Gente corriente que ha sucumbido y que han pasado de ser una excepción a tratarse de una generalidad.
                       
  La huella dactilar de España se presume en el engaño. Un  enorme engaño que se ha perpetrado sin recato ni pudor. Más bien con desahogo y desvergüenza. Resulta sonrojante el estado de indignidad al que se ha llegado. Han jugado con fuego. El mismo fuego que, durante el estío, consume miles de hectáreas, provoca muertes en la Península Ibérica y de los que se desconocen sus autores. Otra vez la ausencia de huellas. De nuevo el síntoma de la impotencia por el descalabro mediambiental. Hay un olor a chamusquina que lo impregna todo. Salvo en los bancos. Allí huele a azufre. Igual que, según dicen, huele el infierno. Un olor ácido y reactivo. Tal vez por ello el Defensor del Pueblo Andaluz ha propuesto expropiar el patrimonio urbanístico de los bancos cuando correspondan a viviendas de protección oficial conseguidas a través de desahucios. El estado dejaría de lloriquear por la falta de liquidez y blandiría la fuerza ética y moral de rescatar lo que es nuestro. Si en la política caben gestos, sin duda éste no tiene parangón. Lograría crear confianza. No en los dichosos mercados mentados hasta la saciedad pero sí en los ciudadanos.  Establecería un nuevo impulso político en consonancia con la expresión social que demanda iniciativas restablecedoras de equidad y se avanzaría en certificar que el poder político no está domeñado por el económico y sí al revés. En suma que las políticas del gobierno serían otras y no las que conculcan derechos laborales y estrujan hasta exprimir nuestras últimas esperanzas de reconducir la situación que sufrimos. Esa si sería una huella digna de ser tenida en cuenta.
                       
Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com

jueves, 26 de julio de 2012

Grupos de consumo: otra agricultura y alimentación es posible


Esther Vivas*


¿Qué comemos? ¿De dónde viene aquello que consumimos? ¿Cómo se ha producido? Son algunas de las cuestiones que preocupan cada día más a una parte significativa de personas. Frente al empobrecimiento del campesinado, la perdida de agrodiversidad, los escándalos alimentarios... son muchos quienes reivindican recuperar la capacidad de decidir sobre las políticas agrícolas y alimentarias.

Por este motivo, no nos debería de sorprender que en los últimos años se hayan multiplicado en el Estado español las experiencias que, desde la auto-organización social, promueven modelos de consumo alternativos a los convencionales, que dan la espalda a los supermercados y que apuestan por “otro consumo” basado en unos criterios de justicia social y ecológica.

Son los llamados grupos de consumo agroecológico, personas de un barrio o de una ciudad que se ponen de acuerdo para comprar conjuntamente y adquirir productos y alimentos de proximidad, agroecológicos, de temporada y campesinos, estableciendo una relación directa de compra con un o varios agricultores locales. Se trata de iniciativas que apuestan por una manera de consumir alternativa, creando alianzas entre el campo y la ciudad y construyendo espacios de solidaridad mutua en las urbes.

Las primeras experiencias de este tipo en el Estado español surgieron a finales de los años 80 y comienzos de los 90, especialmente en Andalucía y Catalunya. Y a partir de principios de los 2000, se multiplicaron y aumentaron en todo el territorio, a raíz del poso dejado por el movimiento “antiglobalización” y por el auge de los escándalos alimentarios.

Hoy resulta difícil señalar cuantos grupos y cooperativas existen, ya que a pesar de que algunas de ellas están formalmente constituidas como cooperativas o asociaciones, muchas otras no están formalmente registradas. En Catalunya, algunas de éstas se coordinan en la Coordinadora Catalana d’Organitzacions de Consumidors de Procutes Ecològics (Ecoconsum); en Andalucía en la Federación Andaluza de Consumidores y Productores Ecológicos (FACPE); en Galicia en la Rede Galega de Consumo Responsable; y en Aragón en EcoRedAragón.

Hay, también, distintos modelos. Algunas integran en su seno a consumidores y a campesinos, quienes planifican conjuntamente la producción agrícola y los primeros colaboran puntualmente en las tareas del campo, mientras que otras están formadas únicamente por consumidores, quienes establecen una relación directa con los campesinos. Hay modelos llamados de “cestas abiertas”, donde cada consumidor puede pedir periódicamente aquellos productos que necesita de un listado de alimentos de temporada que le ofrece el campesino, y hay otros formatos de “cestas cerradas”, donde el consumidor recibe periódicamente una cesta con productos de la huerta de su proveedor.

Pero a pesar de algunas diferencias, los grupos y cooperativas de consumo agroecológico son experiencias que buscan devolver la capacidad de decidir sobre aquello que comemos a las personas y que defienden un modelo de agricultura de proximidad y campesina. En definitiva, un modelo de consumo que rechaza el actual sistema agrícola y alimentario, monopolizado por un puñado de multinacionales de la agroindustria que anteponen sus intereses particulares, de hacer negocio, a las necesidades alimentarias de las personas y al respeto al ecosistema.

Grupos de consumo, movilización social y cambios políticos, la clave para otro modelo de agricultura y alimentación.


*Artículo publicado en El Periódico Gourmet's, 17/07/2012.      

viernes, 20 de julio de 2012

Siria, la encrucijada sangrienta



La lentitud del magma

Por Pedro Luis Ibáñez Lérida*

"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti
".
 John Donne


Siria, la encrucijada sangrienta

                        El reguero de inconformismo democrático que sacude al mundo árabe desde el año 2010, tuvo su detonante cuando el ciudadano tunecino Mohamed Bouazizi se inmoló tras rociarse con gasolina el 17 de octubre de ese año. Sin embargo no hay que olvidar que un mes antes se produjeron en el Sahara Occidental enfrentamientos entre los saharahuis y la policía marroquí. La consolidación del campamento de Agdaym Izik provocó la reacción represiva del gobierno alauita. Distante a 16 kilómetros al sureste de El Aaiún, este asentamiento situaba en primera línea de atención política el larvado y enquistado conflicto que mantienen desde hace lustros, una vez que dejó de ser colonia española. El Sahara Occidental se encuentra en la lista de Naciones Unidas de territorios no autónomos. Un muro de más de 2000 kilómetros de longitud y 2 metros de altura con un amplio dispositivo defensivo de alambradas, zanjas y campos minados, limita el área de influencia marroquí. Entre el mes de octubre y noviembre, una cantidad aproximada de 20.000 saharahuis se habían conecntrado en el campamento, reclamando al reino de Mohamed VI viviendas, trabajo y ayudas sociales. Durante el tiempo de su existencia y hasta su disolución con métodos violentos, permaneció rodeado por un muro de 1,5 metros de altura construido por las fuerzas de seguridad de Marruecos. Este ataque provocó que la tensión se trasladará a las poblaciones de El Aaiún, Smara y El Marsa. Una guerra de cifras entre ambos bandos no fue óbice para constatar por diferentes organizaciones de derechos humanos la represión ejercida tanto física como de privación de libertad.

                        Túnez, Egipto, Argelia Líbano, Jordania, Mauritania, Sudán, Omán, Arabia Saudita, Yemen, Yibuti, Irak, Somalia, Barein, Irán, Libia, Kuwait, Marruecos, en mayor o menor medida y con desigual incidencia son paises que se han visto imbuidos por "La primavera árabe", así llamada por la prensa occidental. Si bien otros movimientos liderados por la sociedad civil y sobre todo por jóvenes en Occidente y Latinoamérica, como el 15M en España y otros con el acento puesto en la falta de futuro laboral, Portugal, Inglaterra, Grecia, Italia y las protestas estudiantiles en Chile, entre otros, han impulsado el intento de romper, con plena conciencia cívica y social, el amordazamiento de la política por la economía. En un valeroso empeño en aplicar la democracia real y hacer frente al conformismo y pesimismo reinante en la sociedad que, ahora, como un mar embravecido arroja a la playa los enseres más grotescos  que durante dos décadas permanecían en en el oscuro e invisible fondo: corrupción, despilfarro, robo y fraude.

                        Siria se ha convertido en una encrucijada sangrienta, desde que el 26 de enero de 2011, en la población de Al-Hasakah, el ciudadano sirio Hasan Alí Akleh, siguiendo la estela de otros ciudadanos árabes, se inmolará en acción de protesta contra el gobierno de Bachar El Asad. Son 16 meses de permanente iniciativa bélica sobre la población desde que la insurrección cívica se manifestara y rebelara en Deraa. Finalmente un desestructurado y autodenominado Ejercito de Liberación Sirio -ELS- parece haber asestado un golpe anímico y fuertemente simbólico tras sufrir en la propia capital de Damasco un atentado en el que ha muerto el ministro de defensa y su adjunto. Esta acción ha recrudecido la represión bélica que, al parecer, se extiende por diversos barrios de la ciudad. El número de desertores del ejército y estructura política del gobierno aumenta  día tras día, por lo que lo que da la impresión que el régimen gubernamental pretende fenecer matando. Siendo aquél un dato objetivo de desmembración. Mientras Rusía y China ejercen el  derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para impedir la intervención que procure, tras diversas propuestas fallidas, un alto el fuego, y las infructuosas negociaciones de Kofi Annan, Catar, Arabia Saudí, y parece ser que también EEUU y Turquía, facilitan armamento a los insurrectos. El equilibrio parece difícil cuando de lado de El Asad, Rusia reafirma la ascendencia e influencia política y armamentística junto a Irán e Hezbolá. La resolución del choque armado parece lejos de llegar a su fin y en esa terrible y dramática situación, los muertos y refugiados aumentan en proporciones significativas. Éstos  sobrepasan las posibilidades de los campos de refugiados en el Libano, Jordania y Turquía. Un éxodo que se ve sometido a la impiedad de las economías que surten al Alto Comisionado de las Nacions Unidas de Ayuda al Refugiado -ACNUR- ya que hasta la fecha sólo ha recibido el 10 por ciento de los 65 millones euros destinados a dignificar y sobrellevar las condiciones de los refugiados. El futuro de Siria parece encaminarse a la crueldad, si después de la guerra civil que mantienen sus ciudadanos, el ciego odio y el afán de venganza procuré en uno u otro bando la demostración de la fuerza a través de la represión y no el afán de justicia. Ejemplos no nos faltan. Hace apenas unos días se cumplió el septuagésimo sexto aniversario del inicio de la  Guerra Civil Española. Si descarnada fue la contienda, mucho más lo fue el periodo de posguerra. Los fusilamientos y la mano de obra esclava eran métodos de uso común. De los asesinados, en una inmensa mayoría, se ignorá su paradero. De los que dejaron su penosa y carcelaria vida en campos de concentración y fueron destinados a la construcción de obras de diferente tipo para el régimen fascista, representan y simbolizan la zafia mansedumbre de la paz a golpe de culata y beneficios de sudor ajeno. Como así fue el Valle de los Caídos o El canal del Bajo Guadalquivir, más conocido por "El canal de los presos". El hispanista Paul Preston en su libro "El holocausto español", describe de forma minuciosa lo que fue aquella sistematizada tragedia, que pervive en la memoria de los que la sufrieron y en los que la oímos de los labios de nuestros abuelos y padres.
                                   
Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com

viernes, 13 de julio de 2012

Lagartos al sol, la comuna billonaria


La lentitud del magma

Por Pedro Luis Ibáñez Lérida*

"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti
".
 John Donne

Lagartos al sol, la comuna billonaria

                        Estos tipos son de esa calaña que les permite autocomplacerse desde una arrogancia ilimitada. Advertir de su existencia no es más que un gesto de sana indicación. Un billonario es aquél que tiene en su cuenta corriente un millón de millones. Lo que nos da medida de lo que puede significar un club que lleva este nombre -billionaire, en ingles- y que se regodea del dinero que abulta en los bolsillos de sus selectos miembros o asociados. Si antes fueron ciudades como Cerdeña, Estambul y Montecarlo, ahora le toca el turno a Marbella. Todas forman parte y detentan el dudoso privilegio de albergar en su término municipal un club de estas características. El magnate italiano Flavio Briatore, parece haber visto más allá de la triada europea para apostar sin complejos por la ciudad malagueña. Mientras para algunos España se encuentra en una situación límite, para éste la optimización de los recursos económicos que invierte no debe ser de tanto riesgo cuando inaugura una discoteca en el país que todos miran con lupa por su falta de solvencia económica. Tal vez sea la influencia del yerno de Aznar -ex presidente del gobierno español- y socio del multimillonario, Alejandro Agag, que habrá obrado el milagro de hacer ver a éste la multiplicación de los panes y los peces. Aunque más bien se trate de una condición de temperatura corporal que aviva el irrefrenable deseo de permanecer al sol, como los lagartos, o de refrescarse bajo el influjo de la luna previo pago de 1000 euros. Este es el precio de la entrada a los sofisticados saraos que organizan. No erraremos el fundamento si la climatología no se vive de la misma manera por todos. Ahora que la intemperie es el lugar más frecuentado por la deshumanizadora y cínica imposición bancaria de machacar a las personas sin recursos con el desahucio.

                        Las cuitas de la ministra de Empleo y su oficio con el correo electrónico son "peccata minuta" con la tragedía que no sólo sufre España. Igualmente lo son en el caso de los expedientes de regulación de empleo -ERE- en la comunidad autónoma de Andalucía o la aplicación de la Reforma Laboral en la plantilla de los trabajadores del Partido Socialista Obrero Español -PSOE-, aprobada recientemente en el Congreso de los Diputados con el voto en contra de este partido. En ambos casos nadie reconoce su responsabilidad. Ni siquiera orgánica en el sentido de salvar la ética de sus principios como representantes políticos. Son 48 millones de ciudadanos europeos los que se encuentran en situación de desempleo y desestabilizan la forja del empeño corrector europeo que preconizan desde Alemania. Sin embargo los gestos sin ser determinantes son importantes. No se someten a la norma establecida y profundizan en la fiabilidad de sus directamente beneficiarios. Librar pequeños conflictos para recuperar o fortalecer la animosidad y encarar el futuro, generan dosis de calmadas expectativas. El ayuntamiento de la población granadina de Peligros ha tomado la decisión de no permanecer indiferente ante los desahucios que sufren sus vecinos y ha cancelado las cuentas municipales  con Caja Granada. Entidad que no ha sido sensible a los requerimientos del ayuntamiento al solicitarle reiteradamente la negociación con las personas afectadas para tratar de solucionar esta problemática. Además ha aconsejado a las familias que se encuentren en esta situación que los servicios jurídicos del consistorio están a su total disposición y gratuidad para asesorarles.

                        En el año 1875, en París, se produjo una insurrección de los trabajadores, la "Comuna de Paris". Durante 60 días el levantamiento popular consolidó una forma de gobierno apoyada en el cumplimiento de la satisfacción de las necesidades sociales que mantenían a las personas con menos recursos sometidas al poder especulatorio. Uno de sus decretos revolucionarios fue, entre otros, la remisión de los alquileres impagados y la abolición de los intereses de las deudas. No serán estos los principios que acompañen los 65.000 millones de euros que el gobierno del Partido Popular -PP-  ha enunciado a través, esta vez sí, de los labios del presidente del gobierno  como medida innegociable de reducir el déficit  del estado. Señala que "es lo único que se puede hacer para salir de esta postración". Una evaluación que parece más producto de la resignación que de una actitud dispuesta a contrarrestar los males que siguen activos, como es el caso del sistema financiero.Tal vez por esa mala conciencia el PP haya decidido, en un nuevo alarde de regate corto, acceder a que la comisión de investigación sobre Bankia convoque a los directamente responsables de su gestión. Llegados a este extremo cualquier cosa vale para derivar responsabilidades.

                        Los mineros retornan a sus localidades de origen tras la larga "marcha negra". No es precisamente carbón lo que en sus rostros apesadumbrados y duros tizna. Tras recorrer cientos de kilómetros, demudados por el esfuerzo, contenidas en sus pesarosas miradas los ánimos de pueblos y ciudades a su paso, abren el estío en dos mitades: la respuesta incontestable de la dignidad frente a la agresión y el redoble de la conciencia como convocatoria abierta a la resistencia numantina frente a los tributos con fines meramente mercantiles. 

*Pedro Luis Ibáñez Lérida, 
poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com

martes, 10 de julio de 2012

UNA POBLACIÓN DESESPERADA EN MANOS DE SOBERBIOS


ALGO MÁS QUE PALABRAS


Víctor Corcoba Herrero*

            En buena parte del mundo, la dignidad y el bienestar de la persona importan nada. No hay políticas de población, ni políticas de desarrollo, capaces de poner estética en el orbe. Estamos retrocediendo a la velocidad de vértigo, y lo peor de todo, es que los líderes que dirigen el planeta no miran hacia el bien de la humanidad. Cada día hay más personas privadas de servicios básicos como puede ser la salud, entre ellos multitud de jóvenes a los que no se les permite participar y realizarse, condenados al analfabetismo y a la pobreza de por vida. Cuando el progreso es desigual, por mucha esperanza de vida que nos injertemos, la destrucción se sirve en bandeja. Cada país sabe lo que debe hacer para salir de esta penuria, de esta crisis de valores, avivada por unos mercados corruptos, que sólo especulan con las vidas humanas. 
La igualdad de oportunidades es el cuento por excelencia. Todo va a depender del lugar donde se haya nacido o donde se viva. Por tanto, es difícil ser joven y también ser mayor. El ser humano se encuentra a la deriva a pesar de los progresos evidentes de unos pocos. Lo cierto es que, cada momento es más complicado de asumir la responsabilidad de crecer en este mundo que nos han trazado los poderosos, sin apenas oír a los que se mueren a diario por las injusticias.

            Uno puede sentirse invencible, pero es vulnerable en este reino de poderosos sin límite. Uno puede sentirse fuerte, pero la confusión marca el futuro. Uno puede tomar el control de su vida, pero más pronto que tarde la impotencia llamará a las puertas del corazón. El propio mundo te excluye cuando sales de este infierno de intereses. La maquinaría del poder, por mucha onomástica que se celebre el 11 de julio (día mundial de la población), no le interesa el progreso para todos. Sólo hay que mirar y ver el sufrimiento de las personas en cualquier país. La vida se hace insoportable para muchos. El compromiso por hacer la vida más humana para todos  es otro cuento más inventado por los gobiernos, que mienten más que hacen, sobre todo en el momento actual, que se ha perdido toda moral y toda ética de servicio. Este valor es, precisamente, la conducta que nuestro mundo precisa para promover una paz duradera y una auténtica prosperidad para todos.

            Las necesidades de los más débiles son los problemas más importantes de la población. El apoyo financiero, político y social, no se ha de dirigir a las clases privilegiadas, sino a sostener esas familias que malviven, que no pueden levantar cabeza. No se trata de rescatar poderes bancarios, sino de garantizar la subsistencia de los hogares. Hay muchas diferencias no sólo entre los diversos continentes, sino incluso entre los propios países y los pueblos de esas naciones. Nuestra civilización corre peligro en muchas partes del planeta. Ninguna meta y ninguna política pueden ser positivas, si se olvidan los derechos humanos y sus principios éticos. Así, pues, los programas de desarrollo han de elaborarse basándose en la justicia y en la igualdad, para que vuelva a renacer la dignidad de tantas personas dejadas de la mano del poder. Hay que volver a las fuentes de la vida y al acogimiento social. Una sociedad no puede afirmar que trata a los seres humanos con justicia y que protege sus intereses, si luego sus leyes no defienden sus derechos y obligaciones.

            Para desgracia de toda la población, vivimos en el fraude permanente, en la estafa continua, en el chantaje cotidiano, en la imposición de los poderosos, en la encerrona excluyente y en la contrariedad de unos para con otros. El futuro económico no puede estar por encima de la cuestión humana. Desde luego, la gente más pobre es la más afectada por el cambio climático, por esta crisis financiera, a pesar de ser la población menos responsable por las causas que la han provocado. Esta es la pura verdad. Por tanto, estamos frente a una enorme tarea, por haber permitido que las reglas de ese mundo pudiente, no considerase las reglas de mercado y la transparencia como forma de actuar, o ese mundo político, tampoco considerase las reglas de control democrático. Hemos permitido que parte de la familia humana estuviese desasistida, mientras otros, impulsados más por el interés personal que por la solidaridad, han ganado dominio, en un mundo insostenible e injusto a más no poder.

            Por eso, más que caminar hacia un orden económico duradero hay que avanzar hacia un nuevo orden humano, con la esperanza de recuperar nuevos modelos de vida más responsables. Hay que poner a la persona en el corazón del desarrollo y a los siete mil millones de personas que habitan el planeta a ser más solidarios. Cerca de ocho centenares de mujeres mueren cada día en el proceso de dar vida. Casi novecientos millones de personas sufren hambre. Otras miles de personas llegan a sacrificar hasta su identidad cultural. Tenemos, además, un desempleo creciente en el que el 40% son jóvenes. Todo ello, hace que sea importante la actuación de la comunidad internacional, y que se continúe reflexionando sobre el tema, población y desarrollo. En España, por ejemplo, los pobres son ya el 20% de la población.

            Sin duda, estamos al borde de una mundial catástrofe humanitaria. Bajo este panorama, tenemos la obligación de animar a los países a ser autores de su propio progreso, teniendo presente que el ser humano es algo más que una estadística de desarrollo, y que está por encima de las estructuras sociales. Bajo un clima de reconciliación y concordia todo es posible. ¿Qué es el desarrollo sino el avance de nuestra humanidad? Por consiguiente, nada de lo que ocurra en cualquier parte del mundo, incluso el más distanciado poblado, debe resultarnos ajeno. Al fin y al cabo, basta con que un ser humano reniegue de otro para que la venganza vaya corriendo por toda la población como pólvora que mata.

*Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
corcoba@telefonica.net
8 de julio de 2012.-

viernes, 6 de julio de 2012

Entre pillos anda el juego


La lentitud del magma

Por Pedro Luis Ibáñez Lérida* 


"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti". John Donne



Entre pillos anda el juego
                        Hemos alcanzado un hito en nuestra comprensión de la naturaleza. Así se expresaba el director del Laboratorio Europeo de Física de Partículas –CERN-, cuando hace unos días los científicos que se encontraban en Ginebra sonreían por el hallazgo del bosón de Higss, tras las pruebas realizadas en el Gran Colisionador de Hadrones -LHC-, el acelerador de partículas de mayor potencia mundial. Este hecho me recordó una lúcida frase del genial actor cómico, compositor, director, productor y escritor inglés Charles Chaplin, mundialmente conocido por la interpretación del inolvidable personaje cinematográfico de Charlot, "Surgiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cimas de la miseria". Si bien los 3760 millones de euros que costó el ingenio físico que ha demostrado la teoría del científico Peter Higgs sobre el funcionamiento del universo parecen haber sido bien empleados, añade, en comparación al logro conseguido, una nueva constatación de lo minúsculo del ser humano. A pesar de los avances tecnológicos que, entre otras posibilidades mejora la calidad de vida de los habitantes del primer mundo, pese a los males mayores que en algunos casos produce, como la contaminación, los seres humanos palidecemos si  abundamos en la esfera ética y moral de nuestros actos. La tentación de los favores es generalizada. Su atractivo social incrementa la sensación de ser aceptado y admirado por la brillantez del oropel que envuelve la miseria interna que constituye su alma carcomida por la ambición. Son miserables quienes a conciencia que sus acciones contraen penuria e incoherencia, persisten en ella.
                        Apenas ya un rumor contenido la consecución del Campeonato Europeo de balompié, incidiendo en la válvula de escape que significa este hecho deportivo sin precedentes, a propósito del marasmo económico que sufrimos. Conseguido el halago divino tras la ansiada recuperación del Códice Calixtino, una guía de viajes del siglo XII, y deshecho el entuerto entre deán y electricista. Sea la justicia terrenal la que, tras la resistencia del Partido Popular -PP- a investigar a través del Parlamento la cueva de Alí Baba en que se había convertido Bankia, intervenga en tan mayúscula obscenidad. La querella interpuesta por Unión, Progreso y Democracia -UpyD- y el pronunciamiento del juez en aceptarla ha desbaratado los planes de insonorizar el escándalo financiero en el que 33 miembros de los consejos de administración de Bankia y de su matriz, Banco Financiero y de Ahorros -BFA- han sido imputados. Y es que la estafa, la apropiación indebida,la falsificación de cuentas anuales y administración fraudulenta han sido, al parecer, prácticas habituales, consentidas y refrendadas desde el año 2008. Como quien no quiere la cosa, la entidad "nacionalizada" nos presenta nuevas promociones como la de regalar toallas de la nueva película del superhéroe Spiderman a aquellos titulares de cuentas jóvenes que aumenten su saldo con 300 euros más que el mes anterior. Y es que en el caso Bankia da la impresión que como señala el novelista francés Honoré de Balzac, "las leyes son como las telas de araña, a través de las cuales pasan libremente las moscas grandes y quedan enredadas las pequeñas". Entre pillos anda el juego, eso no cabe la menor duda.
                        Mientras tanto nuevos ajustes planean desde el gobierno en su ansiado objetivo del cumplimineto del déficit para 2012. Se prevé que la cifra ronde los 30.000 millones de euros. Los guarismos marean por las consecuencias en el pulso social. La población desprotegida, a la que se le ha hurtado sus derechos, extinguidas las garantías sociales por su dilatado desempleo y disminución o liquidación de las prestaciones, agrieta de forma ominosa la ya más que debilitada animosidad por los continuos y desahogos con que se estila este tiempo.
                        La más sutil de las desvergüenzas, las que se tapan con la desenvoltura de la legalidad, son las que zahieren y consuman el descrédito generalizado de este sistema y sus representantes. Los mecanismos de control parecen haber sufrido el "Síndrome de Estocolmo". Pues no es que hayan desparecido u obviado su papel fiscalizador, es que trasladan la sensación de ser cómplices por inacción, concibiendo su vigilancia con los menores reparos, haciendo la vista gorda . Todo sea por la presunta salud de las entidades financieras que creíamos ahítas y que ahora sabemos escuálidas. La duda no ofende, reescribiendo el refrán más bien enmudece. Han saltado y vulnerado todos los filtros. Ahora se enfrentan al judicial. La experiencia de otros asuntos económicos es que el proceso invoca al olvido de los imputados. Suponemos que éste es quivalente al desprecio con que trataron a los ahorradores. Y, en ese caso, me temo que es insondable por que la dignidad no es que brille por su ausencia, simplemente se ahogó entre tanto dispendio y activo tóxico. Como señalaba al principio, la comprensión de la naturaleza dista mucho de la del alma humana.

Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com

El Diario de Alvaeno

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