La lentitud del magma
Pedro Luis Ibáñez Lérida*
"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti".
John Donne
Lo importante es encajar las
palabras. Que cada recuadro sea parte de ese proceso intelectual que lo
completa. Debe ser apasionante observar como el alfabeto conjuga las múltiples
variantes e insertar la que procede. Es una decisión no exenta de dificultad y
concentración. Tanta implicación en la faceta linguística es digna de alabanza,
ahora que la interpretación de la realidad es terciada desde los eufemismos.
Abundar en las definiciones ajustadas y precisas es siempre reconfortante.
Porque la distorsión del lenguaje en este último año, tiene tintes parecidos a
la que elabora el Ministerio de la Verdad en 1984. La novela que
George Orwell -heterónimo de Eric Arthur Blair- publicó en 1948. La neo-lengua
sustrae y atrofia la riqueza de matices, con la intencionalidad
puesta en que la verdad del Partido coincida con el panorama social en
el que el miedo es su principal valedor.
Durante
la sesión parlamentaria en la Asamblea de Madrid, en la que se discutía el
proceso de privatización de la gestión sanitaria, dos diputados del Partido
Popular -PP-centraban su atención en el poder combinatorio de las palabras.
Meses antes, la Viceconsejera de la Comunidad Autónoma de Madrid se preguntaba,
"¿Tiene sentido que un enfermo crónico viva gratis del sistema?".
Los enfrascados jugadores debieron tomar en cuenta tal principio e ideario que
no cejaron en su ocioso activismo. Más aún cuando, no satisfecha con lo dicho,
insistía y precisaba "Lo sanitario tiene un fin (...) No podemos
comer toda la tarta de un bocado o nos empacharemos".
Si la lengua nos articula
como sociedad, como señala la actriz Vicky Peña en reflexión a la obra que
actualmente interpreta, El diccionario, basada en la historia de María
Moliner, entonces la desvertebración está iniciada. Si la primera mujer
candidata a la Academia de la Lengua Española concentró en un trabajo titánico
el saber y sabor de la lengua, los dos diputados afines a la privatización lo
consumen en juegos de palabras.
No
vale ninguna excusa, espetó, en tono de disculpa desde una red cibernética
social uno de los dos diputados. Finalmente los dos pronunciaron el mea
culpa. No es difícil deducir que su gesto es la extensión en toda regla de
un juego mayor: el monopoly donde las
casillas de juego están rotuladas con sanidad, educación, servicios públicos,
servicios sociales, agua... Este es el tablero de juego donde el negocio
privado será financiado con fondos públicos. Y todo bajo el argumento del
ahorro. Un ahorro que no halla sitio ni asiento en la gestión pública, según
menosprecian, y que, ni tansiquiera, pueden valorar. Volvemos al juego. En este
caso el popular de piedra, papel, tijera. El papel de la Constitución que es
recortado y atado a la piedra que, como peso, la sumerge al fondo del abismo
social.
El
epílogo de este año 2012 gravita en la declaración de la secretaria general
del PP y su polifacética actividad política remunerada. En el año 2011 le ha supuesto unos ingresos de 158.389
euros. Si bien ha obtenido una merma con respecto al año 2010 de 10.469 euros.
Son datos del Diario Oficial de Castilla-La Mancha en la declaración de
actividades, bienes y rentas de los gestores públicos de la región. Un ejemplo
que abundan en el bestiario político nacional. La acumulación de actividades
remuneradas que no se corresponden con una mínima eficacia institucional.
Mientras
estos sucesos empañan el cristal, el miedo agiganta su sombra. El miedo es
la nueva razón de ser. El acongojamiento que se extiende como untuosa mantequilla en crujiente tostada
de pan. El miedo aumenta la solidaridad. Estrecha los lazos entre las personas.
Y esta actitud que es bienpensante no reduce la angustia, el recelo y el pesar
de este bálsamo que suministran a través de la precariedad. Porque no es más ni
menos que eso, precariedad como tabla rasa que nos salva y embrutece. Y es que
el miedo consigue refrenar la respuesta popular ante la crueldad que, por
ejemplo, trivializa los desahucios, los despidos, la dependencia... un estado
de parálisis permanente. Miedo es la palabra que, por sí sola, construye un
status, que no es otro que el de la salvación ante el sentimiento de culpa.
Pero en esto, como en todo, existen diferencias y grados. Unos lo evitan con
excusas telemáticas tras lúdicas actividades parlamentarias. Los más lo sufren
con el drama diario que cohabita en su casa, si es que aún la conservan o el
copago para el traslado a los hospitales, o el suicidio como respuesta terminal
ante este miedo que se consagra en la ímpúdica caridad y nos ofrece su cáliz
redentor. Así lo explicitaba el poeta peruano César Vallejo en el poema, Masa, correspondiente a su obra póstuma España,
aparta de mi este cáliz, "Entonces, todos los hombres de la tierra
/ le rodearon; / les vió el cadáver triste, emocionado; incorporose lentamente,
/ abrazó al primer hombre; / echose a andar". Nunca el dolor ha sido
tan solidario, es decir, tan controvertidamente interesado.
*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com
Artículo patrocinado por LetrasTRL Nº. 54-febrero-2013 http://www.alvaeno.com/letrasTRL.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario