Popayán,
10 de diciembre de 2013
"MOVIMIENTO POR LA DEFENSA DE LA DEMOCRACIA Y LA CONQUISTA DE LA PAZ"
La alcaldía de
Bogotá encabezada por Gustavo Petro representa el primer intento serio de
revertir el modelo neoliberal en los servicios públicos en una ciudad de
Colombia. He allí el principal peligro para la oligarquía y el imperio. Además,
Petro es el mejor prospecto que tiene el pueblo colombiano para acceder a la
primera magistratura en un futuro cercano. El procurador, las contralorías, el
“defensor del pueblo”, el fiscal, el personero, todos estaban al acecho para
caerle ante el menor descuido. ¡Y le cayeron!
Muchas personas
– si no la mayoría – pensaban que el Procurador Ordoñez no iba a destituir a
Petro. Menos, que lo fuera a inhabilitar por 15 años. Incluso el mismo Petro,
quien interpreta esa decisión del Ministerio Público como un saboteo al proceso
de Paz y se hacía ilusiones que el presidente Santos fuera a intervenir para
evitar esa sanción disciplinaria, se equivocó completamente. No calculó la
trascendencia de su accionar.
Petro creía en
la buena fe de los llamados "sectores democráticos" de la oligarquía,
con los que el M-19 pactó el acuerdo que le dio vida a la Constitución de 1991.
Los herederos de ese proyecto político siguen creyendo en esa "buena
fe" y siguen amarrados a su institucionalidad. Lo demuestra la actitud
leguleya de Antonio Navarro quien calificó el fallo del Procurador sólo como
“exagerado”. 22 años después la oligarquía muestra que no perdona y que no iba
a dejar avanzar a Petro hacia la Presidencia de la República.
Olvidan que la
oligarquía colombiana ha mostrado a lo largo de la historia su talante
reaccionario y retrógrado. Esas clases dominantes no iban a permitir que Petro
pudiera salir bien librado de una administración como la de Bogotá, mostrando
la ruta de la defensa de lo público y la posibilidad de desmontar los
monopolios privados de los servicios públicos. Sabían que iba a quedar bien
posicionado en la recta hacia la presidencia de 2018.
Esa es la gran
lección: esta oligarquía es vengativa, retrechera, traicionera, previsiva, no
da puntada sin dedal, es difícil de derrotar, usa “todas las formas de lucha”,
se divide para aparentar que a su interior existen “sectores democráticos” para
finalmente dar la puñalada “trapera” (por la espalda). Desechar ilusiones
democrateras y diseñar una estrategia integral, es la lección aprendida para
poder superar esa supremacía anti-popular.
En ese sentido
la actuación del Procurador Ordoñez no es aislada. No es exclusivamente una
jugada contra el proceso de Paz. No es sólo un complot para poner la alcaldía
capitalina a disposición del uribismo. No es solamente una forma de sacar de la
carrera presidencial al mejor prospecto que tiene la Izquierda. Es todo eso y
mucho más. Es un mensaje de que la oligarquía no está dispuesta a compartir el
gobierno con fuerzas “progresistas” como ya lo hace la burguesía en varios
países de Sudamérica. Aquí no comparten nada.
Sin embargo este
hecho es a la vez – paradójicamente –, una demostración de que la acción
política que impulsaba Petro, está bien encaminada. El hecho de que traten de
“asesinar políticamente” a este líder de la Izquierda significa – como ocurrió
con el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán –, que la orientación general es
correcta pero que hay que afinar los detalles con mucho mayor tino y cuidado.
Es decir, como
lo ha planteado el alcalde Petro en su discurso, hay que persistir con el
proceso de Paz. Hay que insertarse en la institucionalidad para desde allí
desmontar el intrincado aparato neoliberal que la burguesía ha montado en la
administración pública. Hay que luchar por mantener el control del gobierno de
la capital de la república por parte de fuerzas progresistas, defensoras de lo
público y anti-neoliberales.
Pero,
paralelamente se debe construir desde las bases un gran movimiento popular que
vaya consolidando formas de poder alternas y paralelas al poder institucional. En
Bogotá ese proceso recién se está asumiendo. Tantos años de represión, guerra,
desplazamiento, crecimiento caótico, planificación neoliberal, han destruido importantes
lazos sociales que el pueblo bogotano tenía y que deben ser reconstruidos.
Por ello, el
movimiento social por apropiarse de la basura como una fuente de capital social
y empleo; la defensa de las galerías y
mercados populares; los movimientos ambientales en defensa del agua, los
humedales y un desarrollo sostenible de la ciudad; la lucha por transformar los
servicios de educación y la salud; los espacios y desarrollos culturales; la
organización a nuevos niveles de los trabajadores precariados; los proyectos
económicos comunitarios; todo ello y muchas más iniciativas, debe ser
fortalecidas – luchando contra las tendencias burocráticas –, para crear un
potente movimiento popular que sea el sustento “desde abajo” de los procesos
institucionales de transformación de la vida social. Sabemos que mientras no se
derrote el sistema capitalista, lo que esté soportado en la institucionalidad
burguesa, va a ser fácilmente desmontado sino está sostenido por fuerzas
sociales organizadas y conscientes.
Es indudable que
hay que dar la lucha en lo inmediato para mantener la administración de Bogotá,
tanto por la vía de la movilización como en el terreno jurídico y político. Sin
embargo, la Izquierda tiene que replantear su estrategia. No se puede confiar
en ninguna de las fracciones de la oligarquía (burguesía “nacional”,
burocrática, comercial, etc.), así asuman formas “progresistas”,
socialdemócratas y hasta “patrióticas”. Las muestras espontáneas de solidaridad
con el gobierno de Petro por parte de amplios sectores sociales revelan las
grandes potencialidades que existen en el seno de nuestro pueblo y que todo
está por conquistar. ¡Que sí se puede!
Si en lo
inmediato no se puede garantizar la permanencia de Petro en la alcaldía, hay
que cerrar filas para darle continuidad a su programa de gobierno y derrotar el
bloque oligárquico que se va a formar para acabar con la “Bogotá Humana”. Pero
además, Petro puede contribuir mucho con la construcción y fundamentación de un
amplio movimiento popular (social y político), con la formación de cuadros
revolucionarios que recojan y sistematicen su experiencia.
Necesitamos
centros de pensamiento estratégico que ayuden a las expresiones organizativas
del pueblo a derrotar a la oligarquía. Sabemos que si no nos matan físicamente
lo tratarán de hacer política o moralmente. Por ello, al llegar a una alcaldía
o gobernación, para abordar la tarea de desprivatizar un servicio público o
afectar un monopolio oligárquico, debemos preocuparnos por construir un fuerte
y poderoso movimiento social que sea el sustento y soporte de ese cambio. De lo
contrario, nos lo cobran con sanciones y destituciones.
Igualmente,
debemos entender que no se trata de llegar sólo a “gestionar” el aparato
administrativo de la burguesía. Hay que penetrar en esa institucionalidad sólo
con el fin de socavarla, de dinamitarla por dentro. Sólo así podremos ir
construyendo una nueva institucionalidad anti-capitalista, de-colonial, basada
en el auto-gobierno y dirigida a desarrollar una cuajada y poderosa democracia
directa y participativa.
De lo contrario
no podremos derrotar plenamente a esta oligarquía criminal que nos oprime y
domina. Debemos combinar la lucha institucional y electoral, la movilización
social y la construcción de poder popular de nuevo tipo (auto-gobierno). Son
tres elementos indispensables para avanzar no sólo por caminos de Paz,
democracia y justicia social sino para construir las bases materiales,
sociales, políticas y culturales de una nueva sociedad.
Petro puede
ayudar en esa dirección. Si se concreta su inhabilidad político-administrativa
de 15 años, ello no le impide desarrollar nuevas capacidades intelectuales y organizativas
para servir al pueblo desde el terreno de la estrategia, la verdadera dirección
política y la formación de dirigentes. Nuevas tareas surgen de la dinámica
social y política.
Nota: Existen importantes
antecedentes en la normatividad internacional para prever que se puede derrotar
jurídicamente éste atentado político del Procurador. Si Petro logra salir bien
librado de ésta batalla, estaría ad portas de la Presidencia para 2018.
Entonces, la principal tarea sería preservar y cuidar de su existencia.