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viernes, 15 de marzo de 2013

Cartas desde Sevilla, la respuesta.


Cuando la mala fortuna
aprende el camino de tu casa
abandónala.”
Proverbio andalusí, Aldeire.

Mi querido hermano Ibn Hazm:

Pastor de gacelas, me reconforta saber de ti. Que los dioses de los ateos y de los creyentes te protejan a ti y a las piadosas almas que te dan calor y aplican los ungüentos en tus heridas, que la sabiduría y la paciencia te acompañen en esta hora, que encuentres como siempre hallaste en el desierto las flores que han de currarte, que los versos broten fluidos de tu alma y las líneas del papel sean los surcos donde las semillas nuevas germinen y podamos alimentarnos de ellas.

Mi querido hermano, la sombra de la Giralda apenas da para tapar los sueños de los mercaderes de quincalla que descansan a su alrededor. Las castas que dirigían la urbe se van transformando; cada vez hay más poder en menos manos, y sólo florece en este tiempo la miseria que va avanzando desde los arrabales hasta el corazón de la polis. En esta decadencia Sevilla es un agujero negro, un pozo sin fondo, un sumidero donde el remolino de la vida va arrastrando su destino, expulsando a sus hijas e hijos a la Diáspora. A veces, los cafres como yo desearíamos creer en algún dios para hacerle responsable de estos momentos que vivimos y así poder descansar tranquilamente. Aunque he de decirte que desde que tomo el elixir de Las Tetas de la Sacristana, regalo de Laujar que me mandaste, mis sueños son más placenteros.

Mi querido Ib Hazm, las tabernas añoran tu presencia y las riberas del Gran Río esperan tus pasos. La pintora de los laberintos, a pesar de su silencio, te manda recuerdos. Me dice que lo prometido es deuda y que ella es una mujer de palabra. Así me dijo y así te transmito. A la ciudad le falta un hijo y como todas las madres añora tu regreso. No nos hagas esperar más de lo justo y sigue mandando noticias. Mientras llegas te doy todo el calor de mis brazos.

En Sevilla,
Juan de Mairena.
(Marcos G. Sedano)


2 comentarios:

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  2. Esta es la carta a la que responde el viernes, 15 de marzo de 2013 con el título de Cartas desde Sevilla, la respuesta.

    “Y es que aunque queméis el papel
    nunca quemaréis lo que contiene,
    puesto que en mi interior lo llevo,
    viaja siempre conmigo cuando cabalgo,
    conmigo duerme cuando descanso,
    y en mi tumba será enterrado luego"



    Ibn Hazm






    Cartas desde Almería



    Mi querido hermano, Juan de Mairena:



    Que la sombra de la Giralda te proteja a ti y a los tuyos, y que su silueta sobre el Gran Río guarde a las mujeres y hombres de esta tierra; que la paz nos sea eterna y que la sabiduría de este pueblo sea tan inmensa que hasta las piedras de la calle reciten versos.

    Mi querido hermano; hay momentos a los que se les tiene más miedo a la vida que terror a la muerte y asesinamos una a una, en un proceso prolongado, todas las células que latían. Y cuando el último átomo expira, justo en ese mismo momento, es cuando la vida continúa. Que el destino tenga piedad de los sepultureros y de los débiles.

    Mi querido hermano; este desierto donde me hallo no es el del Sinaí, y aunque la montaña que me invita a subir me recuerda al monte Horeb, aún me quedan varias jornadas para llegar. No tengo prisa, ella siempre ha estado ahí, antes de que existiera el día y la noche. El rescoldo de la zarza que arde en mi pecho, a pesar de cinco siglos de exilio, podría convertirse en una hoguera.

    Cuando llegué a este lugar y vieron sangrar mis heridas, desvistieron mi cuerpo y quemaron las ropas que traía. Perfumaron el agua y me sumergieron en la bañera, lavaron mis cabellos con camomila y aloe. Con extractos de rosas besaron mis poros y del armario desenvolvieron telas de Damasco para cubrir mi piel. Me invitaron en este rincón de acogida, donde el amor abre las puertas a plantar un jazmín en el jardín para endulzar las tardes de primavera, perfumar las noches de verano y si algún día me encuentro ausente, que mi presencia siga aquí. Que nunca falte el pan y la sal en esta casa, que la luz de la humanidad guíe los pasos de sus moradoras y que el regocijo y la felicidad no abandonen sus corazones.

    Mi querido hermano, desde este lugar contemplo la bahía, y veo acariciando la Mar como van llegando los cargueros. Parecieran desde la lejanía, un puzzle tridimensional lleno de vida, que sobre la brisa de la mañana me regalara aromas a maderas venidas de Alejandría; perfumes de Arabia, acunados en cristal de Murano, especias de Asia…Ya no puedo seguir, se me ahogan las palabras en la garganta. Dejemos aquí esta primera carta. Quedo esperando tu respuesta. Dale recuerdos a las calles de Sevilla, diles que no las olvido y tú recibe con estas letras todo el cariño de tu hermano.





    Ibn Hazm de Almería.

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