La lentitud del magma
Por Pedro Luis Ibáñez Lérida*
"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti". John Donne
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti". John Donne
Mafalda abriría sus
brazos y, con ese
incontenible vigor que traspasaba la frontera impuesta por la viñeta,
exclamaría: "¡¡Y para cuándo la tan postergada construcción de un mundo
mejor!!". En estos días se presenta la nueva obra gráfica del
historietista argentino Quino titulada "¿Quién anda ahí?". La
injusticia, la desigualdad social, la vejez, el
poder, la soledad, el miedo son temas que siguen preocupando y
estimulando, y de qué manera, su creatividad. El dibujante de ascendencia
andaluza aplica en muchos de las escenas gráficas que recrea la atmósfera del
cine mudo. El lector-espectador no necesita texto. El propio dibujo construye
la interpretación sin necesidad de palabras. Una exposición de motivo
silencioso que denuncia la corrupción y el poder sutilmente, sin aspavientos.
Sumergiéndose en la trastienda de los sentimientos y la conciencia para extraer
el pudor más oculto que devanea con la cotidianidad. Es la vecindad de lo
rechazable con lo aceptado. El ser humano convive con sus propias
contradicciones y muchas son dramáticas porque desvelan el desmesurado interés
en imponer su punto de vista, lograr el máximo beneficio y censurar cualquier
atisbo de inconformismo cueste lo que cueste. Y es que como significa Quino, "El
mundo se ha vuelto un sitio muy inhóspito para pensar".
La sangría laboral es
cada vez mayor. En el mes de junio se contabilizaron 3283 Expedientes de
regulación y empleo -ERE- entre los autorizados y comunicados. El incremento
con respecto al mismo mes del año 2011 es del 88 por ciento. La cifra equivale
a 45.103 empleos que se hallan en el alero. Si bien el Ministerio de Empleo,
aduciendo las bienaventuranzas de la última reforma laboral, enarbola la
bandera de la flexibilización interna de las empresas para contrarrestar los
despidos. Es decir canjear derechos económicos y sociales para garantizar los
puestos de trabajo. Y es que la otra medida salvadora que plantea la titular de
este Ministerio es la invocación a la Virgen del Rocío como fuente de soluciones.
Entendemos que sólo podrán acogerse a esta recurrente iniciativa los
desempleados que profesen la confesión religiosa de esta advocación mariana.
Los demás tendrán que peregrinar a los centros comerciales. Y no se tratará de
una acción simbólica y si de una expropiación de alimentos que sólo puede
entenderse "justa y necesaria" como señalan los textos
biblicos. Según la encuesta de población activa -EPA- en junio 5.693.100
personas se encontraban en paro. Un nuevo incremento en la tasa de paro que
llega al 24,63 por ciento. Son 1650 empleos los que se pierden diariamente
desde hace cinco años que suman un total de 3 millones en este quinquenio de
horror laboral. Las perspectivas es que nos encontremos próximos a los 6
millones a final de año. Son 1.737.600 hogares en los que ninguno de sus
miembros trabaja. Claro que cada cual cuenta la película como le va. Y si no
cómo sustanciar el tacto social de las
declaraciones del diputado gallego en el Congreso de los Diputados y concejal
en el ayuntamiento de Orense, afiliado al Partido Popular -PP-, que proclama la
desmejora de su presente económico con unos ingresos mensuales que superan los
5000 euros. La reflexión del parlamentario abunda en ese aciago aspecto que
vuelve a situar a los políticos en el punta de mira de la indignación
ciudadana. La desmesura y el desahogo descubren el verdadero rostro de estos
"patricios".
La angostura de los
400 euros se asemeja a la angustia que provocan los terribles incendios que
asolan las Islas Canarias y la península. La quemazón y el hartazgo minan por
igual la animosidad social y nuestros
montes. Limitar el acceso a esta ayuda de dos millones de personas que no
cobran ninguna prestación, certifica que el trabajo "no es de este
reino". La cuestión es que esta medida a la desesperada raya la
indigencia y somete a ciertas familias que reunifican las residencias para
paliar sus carencias con un tope de 481 euros -el 75 por ciento del salario
mínimo interprofesional- por unidad
familiar. Los hijos "hospiciados" en los hogares paternos,
tras la frustrada independización, parecen consentir en el dicho que la pobreza
llama al pobre. No podrán incorporar este tipo de ayudas al domicilio familiar
del que salieron, porque cualquier incremento, por mínimo que fuera sobre aquella
cantidad, supone la pérdida de la consideración de beneficiario. Y, por
consiguiente, una merma considerable de la capacidad adquisitiva que influye en
el consumo a lo que tanto motiva el gobierno.
La pugna se
intensifica La desobediencia civil se extiende y los pisos desahuciados, en
una gran mayoría de protección oficial, siguen engrosando día a día las
propiedades bancarias. Ahí quedan estancadas, sin uso, a modo de cementerio
patrimonial sobre el que pesa el silencio de quienes ya no las habitan. Renta
básica y activos tóxicos se enfrentan en un campo de batalla ficticio. Porque
frente a los míseros 400 euros la cansina y enmohecida maquinaria europea está
a punto de rescatar las deudas del sistema financiero. Estamos como en El paso
de las Termópilas, donde espartanos y persas libraron una batalla desigual.
Mientras carros de la compra, conteniendo artículos de primera necesidad, son
detenidos en la estrecha franja de la línea de cajas de los hipermercados. Los
"bancos nacionalizados" -Bankia, NovaGaliciaBanco y
CatalunyaCaixa- esperan el rescate europeo como su particular "agua de
mayo" que les haga florecer. La resistencia es cada vez más difícil
pero, como aquellos 400 espartanos, la fiereza del combate no debe amilanarnos.
Pedro Luis Ibáñez
Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com
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