Letras tu revista literaria

sábado, 8 de septiembre de 2012

El paso de las Termópilas


La lentitud del magma


Por Pedro Luis Ibáñez Lérida* 

"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti".
 John Donne


   Mafalda abriría sus brazos y, con ese incontenible vigor que traspasaba la frontera impuesta por la viñeta, exclamaría: "¡¡Y para cuándo la tan postergada construcción de un mundo mejor!!". En estos días se presenta la nueva obra gráfica del historietista argentino Quino titulada "¿Quién anda ahí?". La injusticia, la desigualdad social, la vejez, el  poder, la soledad, el miedo son temas que siguen preocupando y estimulando, y de qué manera, su creatividad. El dibujante de ascendencia andaluza aplica en muchos de las escenas gráficas que recrea la atmósfera del cine mudo. El lector-espectador no necesita texto. El propio dibujo construye la interpretación sin necesidad de palabras. Una exposición de motivo silencioso que denuncia la corrupción y el poder sutilmente, sin aspavientos. Sumergiéndose en la trastienda de los sentimientos y la conciencia para extraer el pudor más oculto que devanea con la cotidianidad. Es la vecindad de lo rechazable con lo aceptado. El ser humano convive con sus propias contradicciones y muchas son dramáticas porque desvelan el desmesurado interés en imponer su punto de vista, lograr el máximo beneficio y censurar cualquier atisbo de inconformismo cueste lo que cueste. Y es que como significa Quino, "El mundo se ha vuelto un sitio muy inhóspito para pensar".

   La sangría laboral es cada vez mayor. En el mes de junio se contabilizaron 3283 Expedientes de regulación y empleo -ERE- entre los autorizados y comunicados. El incremento con respecto al mismo mes del año 2011 es del 88 por ciento. La cifra equivale a 45.103 empleos que se hallan en el alero. Si bien el Ministerio de Empleo, aduciendo las bienaventuranzas de la última reforma laboral, enarbola la bandera de la flexibilización interna de las empresas para contrarrestar los despidos. Es decir canjear derechos económicos y sociales para garantizar los puestos de trabajo. Y es que la otra medida salvadora que plantea la titular de este Ministerio es la invocación a la Virgen del Rocío como fuente de soluciones. Entendemos que sólo podrán acogerse a esta recurrente iniciativa los desempleados que profesen la confesión religiosa de esta advocación mariana. Los demás tendrán que peregrinar a los centros comerciales. Y no se tratará de una acción simbólica y si de una expropiación de alimentos que sólo puede entenderse "justa y necesaria" como señalan los textos biblicos. Según la encuesta de población activa -EPA- en junio 5.693.100 personas se encontraban en paro. Un nuevo incremento en la tasa de paro que llega al 24,63 por ciento. Son 1650 empleos los que se pierden diariamente desde hace cinco años que suman un total de 3 millones en este quinquenio de horror laboral. Las perspectivas es que nos encontremos próximos a los 6 millones a final de año. Son 1.737.600 hogares en los que ninguno de sus miembros trabaja. Claro que cada cual cuenta la película como le va. Y si no cómo sustanciar el tacto social  de las declaraciones del diputado gallego en el Congreso de los Diputados y concejal en el ayuntamiento de Orense, afiliado al Partido Popular -PP-, que proclama la desmejora de su presente económico con unos ingresos mensuales que superan los 5000 euros. La reflexión del parlamentario abunda en ese aciago aspecto que vuelve a situar a los políticos en el punta de mira de la indignación ciudadana. La desmesura y el desahogo descubren el verdadero rostro de estos "patricios".

   La angostura de los 400 euros se asemeja a la angustia que provocan los terribles incendios que asolan las Islas Canarias y la península. La quemazón y el hartazgo minan por igual  la animosidad social y nuestros montes. Limitar el acceso a esta ayuda de dos millones de personas que no cobran ninguna prestación, certifica que el trabajo "no es de este reino". La cuestión es que esta medida a la desesperada raya la indigencia y somete a ciertas familias que reunifican las residencias para paliar sus carencias con un tope de 481 euros -el 75 por ciento del salario mínimo interprofesional- por  unidad familiar. Los hijos "hospiciados" en los hogares paternos, tras la frustrada independización, parecen consentir en el dicho que la pobreza llama al pobre. No podrán incorporar este tipo de ayudas al domicilio familiar del que salieron, porque cualquier incremento, por mínimo que fuera sobre aquella cantidad, supone la pérdida de la consideración de beneficiario. Y, por consiguiente, una merma considerable de la capacidad adquisitiva que influye en el consumo a lo que tanto motiva el gobierno.

   La pugna se intensifica La desobediencia civil se extiende y los pisos desahuciados, en una gran mayoría de protección oficial, siguen engrosando día a día las propiedades bancarias. Ahí quedan estancadas, sin uso, a modo de cementerio patrimonial sobre el que pesa el silencio de quienes ya no las habitan. Renta básica y activos tóxicos se enfrentan en un campo de batalla ficticio. Porque frente a los míseros 400 euros la cansina y enmohecida maquinaria europea está a punto de rescatar las deudas del sistema financiero. Estamos como en El paso de las Termópilas, donde espartanos y persas libraron una batalla desigual. Mientras carros de la compra, conteniendo artículos de primera necesidad, son detenidos en la estrecha franja de la línea de cajas de los hipermercados. Los "bancos nacionalizados" -Bankia, NovaGaliciaBanco y CatalunyaCaixa- esperan el rescate europeo como su particular "agua de mayo" que les haga florecer. La resistencia es cada vez más difícil pero, como aquellos 400 espartanos, la fiereza del combate no debe amilanarnos.
                         
Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com


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