Letras tu revista literaria

viernes, 29 de junio de 2012

La viga en ojo propio


La lentitud del magma

Por Pedro Luis Ibáñez Lérida* 


"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti". John Donne

La viga en ojo propio

                        Alemania se sitúa en la cúspide del índice de población de la Unión Europea -UE-. Concretamente 81,7 millones de habitantes. La mayor potencia económica e industrial del viejo continente es también la más poblada. Sin embargo, las perspectivas futuras son bastante inciertas. La nación que determina con un nivel de influencia mayor que la del resto de los 26 estados miembros, es precisamente la que se encuentran en una situación acuciante por los bajísimos índices de natalidad. El envejecimiento de la población se traduce en una tasa de mortalidad mayor que aquélla. Obteniendo un saldo vegetativo negativo. También el desequilibrio es cada vez mayor. El 13,4 por ciento de la población es menor de 15 años y el 20,6 tiene 65 años. El país germano se halla en un callejón sin salida. Los datos son taxativos y marcan no sólo una tendencia. Es una realidad que va ganando espacio y tiempo. Esto contrasta con la inmovilista posición que mantiene en la UE. A raíz de las elecciones francesas, la corriente del crecimiento frente a la austeridad parece haber dotado de cierto crédito, al menos político, a Portugal, España, Irlanda y Grecia. Incluso esta última se ha atrevido a solicitar el retraso, hasta el 2016, del cumplimiento del plan de reforma y ajustes fiscales acordado con la Comisión Europea, FMI -Fondo Monetario internacional- y Banco Central Europeo -BCE-.

                        Los datos de la piramide poblacional alemana inspiran cierta desconfianza. La actitud inflexible hacia el exterior en cuanto a la distribución de la riqueza, rezuma en su interior en una aparente salud económica que tampoco revierte de una forma equitativa. Hace algún tiempo se estuvo extendiendo la idea de dar cabida a una iniciativa laboral que, al parecer, estaba dando unos resultados positivos en la sociedad alemana. Eran los llamados "minijobs". Empleos precarios que reducían la tasa de desempleo al coste de un máximo de 400 euros mensuales. Todo un ejemplo a seguir. El 63 por ciento de esos empleos son ocupados por mujeres. La diferencia económica con los hombres  se revela como una señal inequívoca que la merma de derechos no sólo se circunscribe a los países estrangulados por las políticas de austeridad. Vienen implementada por un patrón de conducta capitalista inhibida en la crisis económica que pervierte las relaciones laborales.

                        El declive de la natalidad agudiza el cuestionamiento de la  fecundidad en los paises desarrollados. La incorporación de medidas que concilien la vida familiar y laboral parecen haber quedado relegadas al olvido como una de tantas medidas de incentivación del empleo y la productividad. Las sociedades necesitan el rejuvenecimiento de sus estructuras humanas y las garantías que permitan el relevo generacional. Las causas pueden encontrarse en la redistribución de la riqueza. El agravamiento de la crisis económica afecta a la salud de la democracia. La soberanía popular se ve coartada cuando la incidencia de otros parámetros ajenos a la política imponen su ley, que no es otra que la de los mercados. Hace unos días una delegación del magnate norteamericano del juego, Sheldon Adelson visitó Madrid y Barcelona para comprobar los posibles terrenos de construcción de una ciudad del juego. Resultó cómico ver como un nutrido grupo de políticos de ambas ciudades y respectivas comunidades autónomas, rodeaban a los "hombres de negro". Nunca mejor dicho pues en su atuendo y medios de locomoción el color que imperaba era éste. Y ahí  vemos a aquéllos, adocenados y solícitos para tratar de causar a éstos la mejor de las imágenes. Sólo les quedaba desenrollar la alfombra y extenderla. Precisamente con el contexto de la crisis parece no importarles que una de las condiciones para implantar su lúdico negocio es mantenerse al margen de las regulaciones laborales de nuestro país. Una especie de burbuja laboral de derechos y obligaciones.

                        A pesar de las circunstancias económicas, que hablan más de un desmembramiento de la economía que de una respuesta común y esperanzadora promovida desde la política, es prioritario que el trabajo, la maternidad y los derechos laborales se conviertan en una triada con un sólido contenido transformador en las relaciones laborales. La animosidad de los ciudadanos consternada por un incierto futuro del que nadie les aclara, incide en la celebración y continuidad de la vida a través de los hijos. Cuidar esta faceta es esencial. Una sociedad envejecida, desregulada en derechos e inicua en la consideración del trabajo femenino, está abocada a la satisfacción cortoplacista del lucro y la despiada intencionalidad de corromper y envilecer el valor del trabajo.

Pedro Luis Ibáñez Lérida,  poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Diario de Alvaeno

El Diario de Alvaeno