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miércoles, 22 de agosto de 2012

Evo Morales – FFFAA: un paso en la dirección correcta


Por Carlos Medina Viglielm

Hace pocos días, un cable de la agencia china XINHUA (8 de agosto ARGENPRESS), daba cuenta de la intención del presidente boliviano Evo Morales de concientizar, influir en la ideología de las Fuerzas Armadas de su país.

Bajo el título “Presidente de Bolivia pide incorporar ideología anticolonialista en las Fuerzas Armadas”, decía el cable de XINHUA:
“El presidente de Bolivia, Evo Morales, instruyó a los comandantes de las tres fuerzas castrenses de Bolivia a incorporar la ideología "anticolonialista" en la formación de los miembros de las Fuerzas Armadas (FFAA).  "Debemos tener unas Fuerzas Armadas con principio anticolonialista", dijo Morales al afirmar que el colonialismo es la base del imperialismo y el instrumento del capitalismo.
El mandatario señaló que el objetivo es tener unas Fuerzas Armadas respetadas y queridas por su pueblo, "pero temidas por el imperio.”
A lo largo de toda la historia y en todo el mundo, las Fuerzas Armadas, fueron organizadas con el fin de conquistar o defender la posesión de bienes materiales, recursos vitales como el agua y los alimentos y en consecuencia, territorios vinculados a ello.
De los primeros guerreros, a partir de su fuerza bruta y su poder sobre sus seguidores, se habrán formado los primeros grupos de defensa de las familias o tribus para llegar, con el tiempo, a convertirse en poderosos ejércitos capaces de conquistar enormes territorios, dejando escritas con sangre, tal vez la mayoría de las páginas de la historia.
Si bien los “dueños” de los ejércitos han cambiado, han sido sustituidos incontables veces, el cometido de los ejércitos no obstante, ha permanecido porque, como bien dicen, “los hombres pasan pero las instituciones quedan”.
Casi todos los países del mundo cuentan con ejércitos que, según dicen sus estatutos, están para defender la soberanía de dichos países o sea, el territorio y las riquezas o recursos materiales que cada país posee. Eso en teoría. Porque en la práctica, es bien sabido que las riquezas, en la inmensa mayoría de los países del mundo, capitalistas como son, están en propiedad de muy pequeñas elites. Entonces ¿qué es lo que realmente defienden los ejércitos? Los ejércitos responden a la ideología del poder.
Como en agradecimiento a las calurosas (hipócritas), alabanzas que les dan los panzudos gobernantes, ante los desfiles militares de las "fechas patrias", los ejércitos garantizan la propiedad privada de las riquezas de los países. La propiedad se ha ejercido y se ejerce de una manera tan arbitraria, tan brutal y mezquina, que cada tanto, entre las masas desposeídas surge algún líder (han surgido muchos), que organiza alguna protesta, alguna exigencia de mayor equidad, alguna denuncia de injusticia. Es ahí cuando los ejércitos, pasan de defender supuestas fronteras, a reprimir salvajemente a los “alzados” y los cuarteles, se convierten en centros de tortura y exterminio.
La historia de nuestro continente en particular, está plagada de masacres, secuestros, desapariciones, ejecuciones sumarias y sangrientos golpes de Estado, todo por “defender la democracia, la familia y la propiedad”, bajo la atenta y complaciente mirada de los "señores" banqueros, los latifundistas y las jerarquías eclesiásticas. Los ejércitos que liberaron a América Latina del poder colonial, pasaron de inmediato a defender los intereses de los nuevos dueños, los caudillos y sus círculos de amigos, grandes propietarios y sus familias, hasta nuestros días.
Y eso no se improvisa. Porque fuera de fronteras, allá en el norte, hay un poder supranacional que cuida celosamente "su patio trasero". El cometido de los ejércitos es tema de academias militares como la tristemente célebre Escuela de las Américas, que funcionó en Panamá y hoy está ubicada en Fort Benning (Georgia EUA). A los oficiales se los prepara ideológicamente con todo cuidado, no a la tropa, que sigue siendo reclutada entre los semianalfabetos sin trabajo.
La prueba de ello aparece hoy cuando la justicia logra "echarle el guante" a  militares que cometieron crímenes de Lesa Humanidad en los años ’70 y ’80. En sus prontuarios figuran los “cursos” que tuvieron que “aprobar” y las consecuencias de esos cursos.
En muchos países, los militares se retiraron a sus cuarteles, tras los llamados “períodos de excepción”. Pero, más allá de algunos juicios y condenas a notorios oficiales o generales, los mandos continuaron siendo fieles a la formación ideológica que tuvieron, como lo han demostrado cada vez que han tenido oportunidad –por ejemplo-, los militares en Uruguay.
Es por eso, por otra parte, que los líderes de la derecha en este país, han bregado tanto por mantener la impunidad de los militares comprometidos en las violaciones a los Derechos Humanos (la inmensa mayoría de los oficiales). Esos militares, muy lejos de lo que pretende el actual presidente de Uruguay José Mujica, que ha dicho (abril de 2010), que las Fuerzas Armadas “son la garantía de la institucionalidad”, están en “el banquillo de la reserva”, para ser utilizadas en caso de “necesidad” como ocurrió en Honduras.
Y no sólo eso. Cerrada la Escuela de las Américas en Panamá, los mandos militares de EUA se han ingeniado para promover las llamadas “misiones de paz”, como la implementada en Haití, donde oficiales y tropa (en esto la formación es todavía más avanzada que en la Escuela de las Américas), forman la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH)  para ser entrenados en situaciones reales de ocupación y represión. Bien conocen los haitianos la conducta de los militares de la MINUSTAH y en particular, la de los marinos uruguayos.
Exceptuando Cuba y Venezuela, donde los ejércitos están bajo el mando de líderes, no solamente populares, sino que promueven el socialismo, los ejércitos del continente son todavía una espada de Damocles balanceándose sobre las democracias. Espadas que cuando reciban la orden de sus verdaderos superiores, con oficinas en el Pentágono, pueden cercenar la democracia en pocas horas, como sucedió en Honduras. En Paraguay tal vez no fue necesario pero, sin ninguna duda tras los golpistas, los cipayos de siempre, estuvieron los generales y los representantes de cierta embajada, por demás conocida.

En Uruguay, el “detalle” de la necesidad de que las FFAA respalden la acción del gobierno no es desconocido para la cúpula política del partido de gobierno (coalición de izquierdas), Frente Amplio. Hace algunas semanas (15 de mayo), la senadora Lucía Topolanski, esposa del presidente José Mujica, manifestó a los medios en una entrevista que “se necesitan unas Fuerzas Armadas fieles al proyecto político del Frente Amplio”.

La “idea” de Topolanski no obstante, chocó con la opinión de su otrora camarada de armas, el ex guerrillero Eleuterio Fernández Huidobro, hoy Ministro de Defensa que, respaldando la opinión de los jefes militares, emitió un comunicado oficial  en el cual expresaba “no compartir los conceptos vertidos” por Topolanski. "Antidemocrático" y "aterrador" fueron los adjetivos que empleó el ministro de Defensa, para definir las manifestaciones de la senadora Lucía Topolansky cuando pidió Fuerzas Armadas "fieles al proyecto" del Frente. Esto deja, lógicamente planteadas, serias dudas acerca de la fundamentación ideológica del mencionado ministro, formando parte de un “gobierno de izquierda”.

Cabe mencionar que los militantes de base del Frente Amplio llegaron a proponer mucho más que “el respaldo de las FFAA”, en el llamado II Congreso del Pueblo, realizado en abril de 2008: la reconsideración de sus objetivos y renovación total de las Fuerzas Armadas, previo saneamiento de las mismas, esclarecimiento de los crímenes cometidos en tiempos de la dictadura, así como la revelación del destino de los detenidos desaparecidos. Todas esas reivindicaciones fueron  olímpicamente ignoradas por los dirigentes máximos del Frente Amplio, dejando intactos los fundamentos ideológicos de las mismas, para caminar por el camino propuesto por el presidente Mujica: “lo pasado pisado”, la reconciliación o al menos, la convivencia con ellas.
El presidente Evo Morales ha dado un paso importantísimo y elemental, con el fin de garantizar la propiedad por parte del pueblo, de las riquezas de su país.



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