Letras tu revista literaria

viernes, 24 de agosto de 2012

La propiedad es un robo


La lentitud del magma


Por Pedro Luis Ibáñez Lérida* 

"La muerte de cualquier hombre me disminuye porque
estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:
doblan por ti".
 John Donne




                        El sistema económico está difunto. Esa es la conclusión que puede extraerse del informe que hace hace unos meses presentó Cáritas española. Son datos de un estudio referidos al año 2010 que hace suponer que la fractura social que recogía se ha agravado aún más tras estos dos años. El porcentaje de hogares por debajo del umbral de la pobreza era del 22 por ciento y existían 580.000 sin ningún tipo de ingresos. Eran en total 11 millones de personas las que se encontraban en riesgo de pobreza. Pero la actualidad de los datos resulta escalofriante. Unicef España acaba de presentar un estudio centrado en la infancia en el periodo 2012-2013. Son casi 2,2 millones de niños que sufren la pobreza, teniendo especial afección en la educación y nutrición. Ha aumentado en un 53 por ciento la pobreza crónica -aquellos que llevan tres de los cuatro últimos años bajo el umbral de la pobreza- y el 13,7 por ciento en el año 2010 vivía en familias con una tasa de pobreza alta, superando a todos los países de la Unión Europea de los 15 y sólo superados por Rumanía y Bulgaria en la de los 27.

                        El rostro visible de la crisis se halla en las más de 30.000 personas sin hogar que viven en la calle y en los más de 5.000.000 de desempleados que aguantan estoicamente la cola de las oficinas de empleo. La exclusión social ha pasado de ser un riesgo a una realidad inobviable y obstinada por naturaleza propia. La contumacia en el error de claudicar como estado nos está llevando por una senda sin retorno. Sin posibilidad de cohesión y bienestar social y apuntando a una mayor acentución de las desigualdades. Así se comporta un sistema económico que deja en la estacada a los más débiles y desprotege el futuro social hiriendo de muerte a la población infantil. El descrédito es generalizado y es, en sí mismo, una subversión de la democracia. Pues poco importa el ciudadano ante el clima económico que todo lo contamina. Mientras la impenitente prima de riesgo está presente día tras otro en nuestras vidas, la acción del gobierno no duda en acometer las más duras restricciones en pro de no se sabe bien qué devenir. Mientras tanto son los hogares más jóvenes, con presencia de menores, personas solas, desempleadas y emigrantes, cuya tasa de desempleo duplica a la nacional, los castigados a hundirse más si cabe en la desesperación.

                        El poder político hiede de mediocridad. Lo confirman los hechos que tozudos legitiman la respuesta de desobediencia civil de la ciudadanía: la objeción a los peajes de las autovías, la convocatoria de huelgas, las concentraciones, los cortes de carretera, la respuesta frente a los desahucios, la proliferación de redes de solidaridad, la ocupación de viviendas desocupadas, incluso  el propio decrecimeinto en el consumo, etc... En este contexto parece una especie de sainete -por su carácter dramático y jocoso- el eco que ha tenido la acción del SAT -Sindicato Andaluz de Trabajadores- en la requisición de productos de primera necesidad de dos supermercados con destino a familias sin ingresos y en situación de precariedad. Esta doble cara se muestra con la máxima crudeza e hilaridad. Por un lado la iniciativa sorpresiva y bienintencionada de unos trabajadores que se enfrentan a cara descubierta tras convocar a los medios de comunicación y despistar a la policía para tomar unos kilos de arroz, azúcar, leche, aceite. Una acción tan concienciadora y mediática como irrelevante e inútil, salvo por su su fortaleza simbólica y el encuadre de la pobreza en España. Por otro el desproporcionado eco y desvirtuación en los medios de comunicación, la sobreactuada decisión del ministerio del Interior y fiscalía en perseguir y criminalizar a los trabajadores y el exagerado debate social abierto centrado en la anécdota y no en la verdadera dimensión del problema que padecemos. Y que no es otro que el decidido y contumaz perfil mediocre de los políticos que terminan siendo repartidores de la pobreza que nos ahoga.

                        El filósofo francés Pierre Joseph Proudhon publicó en el año 1840 la obra  "¿Qué es la propiedad? o una investigación acerca del principio del derecho y del gobierno". La denostada frase, entre muchas interesante reflexiones que contiene el libro y que da título a este artículo, no ha dejado de tener vigencia. Y es que el trabajo genera una forma de legítima propiedad. La "posesión" -Proudhon hacía especial significación en la tierra- sólo se podía ejercer desde la real ocupación o el trabajo. Propugnaba que la propiedad se dividía en bien común y bien individual. Cuestionaba el interés de los préstamos o la renta de alquiler. Incidía en que la propiedad no es un derecho natural que permitiera la atribución de riquezas que por el propio origen natural deberían ser consideradas comunes. El pensador libertario concebía la universalización de la propiedad como salvaguarda de libertad. Si nos atenemos a la insistencia bancaria en apropiarse de los ajeno, despreciando en su faceta de prestamista a las personas que confiaron en su gestión, y el pasional abandono a los brazos del estado para procurarse el saneamiento de sus hediondas cuentas, no es de desmerecer y si de alabar la definición que nos ofrecía Proudhon sobre la acaparación de la riqueza en unas pocas manos: "la propiedad es un robo". 

 Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com


PRESS) -
   Paloma Escudero, directora ejecutiva de UNICEF en España, ha asegurado este viernes que en nuestro país "la pobreza tiene rostro de niño" y ha reclamado un plan nacional de lucha contra la pobreza infantil.
   Escudero ha pronunciado la conferencia "El cumplimiento de los objetivos del milenio relativos a la infancia", en el marco del curso de verano "Los derechos del niño en la encrucijada" que la Universidad Católica de Valencia "San Vicente Mártir" ha venido celebrando en el Seminario Monte Corbán de Santander desde el pasado 6 de agosto.
   "Por primera vez en la historia de España la población que vive con mayor riesgo de pobreza son los niños", ha alertado, para indicar que "más de un 26% de los niños de nuestro país vive en hogares con riesgo de pobreza", según el último informe de UNICEF basado en datos del Instituto Nacional de Estadística.
   Escudero se ha referido a la necesidad de un plan de lucha contra la pobreza de los niños en España, "aprendiendo del ejemplo que tuvimos con la tercera edad, cuando todas las fuerzas políticas acordaron mantener el poder adquisitivo de las pensiones" o los planes y concienciación referidos a la "violencia de género".
   La Directora Ejecutiva de UNICEF en España ha subrayado que "no podemos negar la realidad y no podemos negar que hay muy pocas medidas que se han tomado en la crisis que realmente tengan en cuenta el impacto en la infancia".
   En este sentido, ha alentado a que "es el momento de que no haya medida que se tome en esta legislatura que contemple cómo afecta a la infancia y que no la proteja, con las políticas y la inversión adecuada".
   Según ha detallado Escudero, la pobreza relativa que afecta a España en el ámbito de los menores suele referirse a "dos o tres niños que viven con uno o dos progenitores que no tienen trabajo ni han tenido ingresos estables durante los dos últimos años, y que ya viven con ingresos muy bajos, entre 600 y 900 euros al mes".
   No obstante, la Directora Ejecutiva de UNICEF España se ha mostrado optimista en cuanto que en este año 2012 "tenemos la oportunidad de ser la generación que acabe con la pobreza y haga realidad los derechos de la infancia".
   Paloma Escudero ha presentado durante su intervención en el curso de verano el último informe de Naciones Unidas sobre los avances en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio en la lucha contra la pobreza.
   De esta forma, ha recordado que desde que en el año 2000, en el que 180 jefes de estado y de gobierno se comprometieron a luchar contra la pobreza, "la pobreza extrema en el mundo se ha reducido a la mitad, hemos conseguido que se doble el número de niños que reciben tratamiento contra el SIDA, se ha reducido en un 33% el número de menores de 5 años que mueren cada año por causas evitables como la diarrea o la neumonía o que el 90% de niños de todo el mundo asistan a la escuela primaria", entre muchos otros.
   Se trata de "avances históricos y fruto de un compromiso político de todos los gobiernos de hace 12 años", ha expresado Escudero.
   Al respecto, ha aseverado que hay que entender que "en estos momentos tan duros de crisis parte de la solución a ella viene de invertir en la infancia y apostar por la lucha contra la desigualdad".
   La Directora Ejecutiva de UNICEF también ha aducido que "en el año 2030, cuando se cumpla una generación completa que ha vivido en este compromiso contra la pobreza, podríamos estar hablando de un mundo donde las desigualdades, en temas como salud, educación o medio ambiente, han cubierto una etapa y que se han eliminado injusticia en temas como la mortalidad infantil, la falta de educación en los niños y podemos pensar en un mundo diferentes".
   Finalmente, ha recordado la situación de emergencia que se vive en el Sahel, "a tan solo dos horas de vuelo de nuestro país", en el que hay "más de un millón de niños con problemas muy serios de desnutrición".
   Se trata de países tan cercanos como Mauritanica, Senegal, Chad o Níger, en el que "una acumulación de sequía, incrementos del precio de los alimentos e inestabilidad en Mali hace que más de un millón de personas hayan tenido que emigrar" Aunque Escudero también ha manifestado que "si actuamos podemos parar la hambruna" y esta "alerta máxima por riesgo alto de desnutrición aguda" que tienen los niños de esta región africana.

"¿Qué haré? Pues imponer un durísimo castigo para callar a esos idiotas congéneres de Azaña. Por ello faculto a todos los ciudadanos a que, cuando se tropiecen a uno de esos sujetos, lo callen de un tiro. O me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré. Nuestros valientes legionarios y Regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen"


CAFÉ, que le den café, mucho café». Con esta frase se dice que Queipo de Llano sentenció a muerte a Federico García Lorca. El comandante Valdés, al mando de la sublevación militar en Granada, hizo la nefasta llamada al general que se encontraba en Sevilla. ¿Qué hacer con García Lorca? La contestación se esculpe en el lapidario de la tragedia lorquiana. Pero el libro 'Queipo de Llano', del escritor Jorge Fernández-Coppel, acaba de sembrar la duda sobre la certeza de aquellas palabras y la implicación del rebelde en la muerte del poeta de Fuente Vaqueros.

Queipo de Llano luchó en la Guerra de Cuba y contra la monarquía de Alfonso XIII. Era íntimo de Primo de Rivera, aunque después se enemistaron y peleó por la República. Medía 1,90 metros y era un hábil espadachín, padre de cuatro hijos. Fue destituido y encarcelado en prisiones militares; y regresó como heróico militar en la II República. Tenía una excelente relación con el presidente Niceto Alcalá Zamora, pero muchos encontronazos con Azaña. «Es un personaje que hubiese encajado mejor en el siglo XIX», resume Fernández-Coppel.

Café significaba pena de muerte (más exactamente, asesinato). El escritor recuerda que café era un acrónimo (camarada, arriba: Falange Española) utilizado por los falangistas como consigna en los días previos al Levantamiento.

El hispanista e investigador lorquiano Ian Gibson fue quien primero recogió la trágica frase allá por los años setenta, en uno de sus libros sobre el asesinato del poeta granadino. Después de varios años de trabajo y el estudio de miles de cartas y documentos que se encuentran en el archivo del general Queipo de Llano, el autor de sus reconstruidas memorias dice no haber encontrado ni la menor referencia al poeta Federico García Lorca. «Ni una sola vez, ni de refilón, es mencionado. Conociendo la idiosincrasia del general, que pensaba en voz alta y lo dejaba todo por escrito -lo que le provocó multitud de problemas-, parece imposible que fuera él quien ordenara el asesinato del poeta granadino», explica Fernández-Coppel. «Si se tiene además en cuenta que reconoce que mandó fusilar a personajes de la talla del general Campins, el coronel Mateo o el capitán Burguete, ¿por qué no reconocería el asesinato de Lorca?», cuestiona el investigador.

El escritor reitera que en sus conversaciones con el recientemente fallecido Gonzalo Queipo de Llano y Martí, hijo del general, surgió varias veces este tema. Según el especialista, el descendiente lo explicaba así: «Aún recuerdo cómo mientras comíamos en la residencia de mi padre en Sevilla le llegó la noticia del asesinato de García Lorca. Mi padre pegó un puñetazo en la mesa exclamando: '¿Esto nos hará mucho daño! ¿Qué muerte tan innecesaria! Las venganzas canallescas nunca abandonarán a este pueblo'».

Molestos

Gonzalo Queipo aseguró a Fernández-Coppel que su padre siempre sostuvo que nunca tuvo nada que ver con aquello. «Qué mejor prueba puede haber de su desconocimiento sobre el tema que ni las izquierdas durante la guerra, ni tampoco las derechas posteriormente, utilizaron jamás, y repito jamás, el asesinato de García Lorca contra mi padre. ¿Y qué gran arma hubiera sido para ellos!».

La negación de toda relación de Gonzalo Queipo de Llano con la muerte de García Lorca ha molestado a quienes tienen un concepto del general muy diferente de esta imagen de bonhomía que ofrece este escritor y piloto de Iberia. Este mismo general fue quien en sus alocuciones radiofónicas espetó: «Ya conocerán mi sistema: por cada uno de orden que caiga, yo mataré a diez extremistas por lo menos. A los dirigentes que huyan, no crean que se librarán con ello: les sacaré de debajo de la tierra si hace falta y si están muertos los volveré a matar».

jltapia@ideal.es

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