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sábado, 22 de agosto de 2015

Silencio viene el jefe

Por Salvador Moreno Valencia


Silencio viene el jefe
“Todos en la oficina callaron y algunos bajaron la cabeza. El jefe solía venir dos veces al día, y siempre se producía el mismo ritual. Todos temblaban porque en aquellas visitas el puesto de trabajo de uno de ellos iba a convertirse en un puesto en la cola de la oficina del paro. Así comenzaron los despidos: dos por día, luego los llamaron ERES, ya solo quedaban diez de los cien que fueran otrora.”

El héroe antropófago

“Érase una vez un hombre que ante su inminente desahucio, entró en el banco que pretendía robarle su casa y se comió al director del mismo.”

He tomado estos relatos del malogrado Sandro Pilas, para traerlos aquí a este nuevo número de nuestra revista, en concreto el número 74, porque estos dos breves relatos nos muestran la crueldad con la que vivimos en estos tiempos, sobre todo, ambos relatos nos descubren esa otra cara de la moneda, el primero el de la servidumbre de los empleados hacia el jefe, cosa ésta que está motivada por el miedo a formar parte de esa cola en la oficina de empleo, mal llamada así, porque allí lo que es empleo, si lo buscas, pues va a ser que no.

El segundo relato nos señala la dureza de los desahucios, y hasta el punto al que puede llegar un ser humano si vive en primera persona esa demoledora situación, y la verdad es que antes de suicidarse uno por tal motivo, mejor es, como bien nos dice Sandro Pilas en su relato El héroe antropófago, comerse al director de la sucursal en la que uno tenga su hipoteca, probablemente de este modo otros directores no firmarían con tan poca escrupulosidad los embargos.

Navegamos en tiempos confusos y convulsos, en los que campan a sus anchas la frivolidad y la estulticia, son tiempos en los que la lucha es tan necesaria como escasa, no salen voces a la palestra a contar la verdad, no, porque las voces de nuestros intelectuales están amaestradas como la voz del loro que repite lo que su amo le dicta, los intelectuales de hoy en día, habrá excepciones, no lo niego, digo que los intelectuales de hoy parecen más bien cabestros que usan los ganaderos para servir de guía a las toradas.


Nosotros, en Letras TRL intentamos a pesar de las dificultades que conlleva sacar una revista cada mes, decir nuestras verdades, las nuestras que se alejan de los dogmas y se aproximan a la parte más científica con la que podamos demostrar que esos intelectuales cabestros de sus mayorales nos mienten cada día con sus soflamas, y con su propaganda panfletaria y proselitista con el fin de idiotizarnos a todos para mantenernos bien amarraditos en el redil,; vamos a tirar nuestras palabras como si fueran piedras sobre esas cabezas pensantes, más bien sobre esos estómagos mal nacidos que solo piensan en sus putos ombligos.


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