(Análisis de
un descabellado artículo de Paulo Coelho)*
Por Peter Magnus**
Por Peter Magnus**
No hay que ser muy listo, ni
tampoco muy inteligente para colegir, una vez leído este apestoso engendro
panfletario (de auto-ayuda) del capitalismo y consumismo actuales, que ha
escrito este señor desde su mansión de varios millones de euros, para descubrir
las siniestras intenciones que hay entre líneas y que este señor nos lanza como
si él fuera el Amo de la Verdad Absoluta, con la perversa intención de hacernos
creer que lo mejor que nos puede pasar en nuestra vida es el cambio en
cualquiera de sus facetas, trabajo, amor, hijos, salud, etc.
¿Cómo se puede afirmar algo
así?:
“Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cuando insistimos en
alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras
etapas que tenemos que vivir.”
¿Qué encierra esta frase?, muy sencillo, o muy complejo, depende quien lea esto y quien lo analice, partiendo de que vivimos en un mundo en el que ya apenas se piensa y el sentido crítico hace tiempo que es una rara avis en peligro de extinción, sabemos que los insensatos que lo lean lo tomarán al pie de la letra, y qué harán: simplemente no luchar, aceptar la derrota que en esta frase se nos vende como un victoria, están construyendo un mundo de insatisfacción para condenarnos al consumo y al cambio continuo. ¿Qué etapa llega a su fin si luchamos para que no acabe, y no hablo de las etapas de la edad, truco que usa Cohelo para engañarnos y hacernos creer que hay que asumir el cambio de etapa, claro, haciendo comparación con el cambio de edades, sabemos que la infancia pasa, que la adolescencia pasa, que la juventud (divino tesoro) pasa, y que la madurez y la vejez pasan, eso no cabe duda, pero: ¿Por qué Cohelo dice que hay que saber cuándo una etapa llega a su fin, y que si insistir en alargarla más de lo necesario, es perder la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir? ¿A qué etapa se refiere: edad, amor, trabajo…? ¿Y qué es lo necesario, según él? ¿Aceptar que nos hacemos primero niños, luego adolescentes, más tarde jóvenes, para ir madurando hasta llegar a la vejez? ¿Aceptar que el amor es igual de pasajero que esas edades? ¿Aceptar que el trabajo también es pasajero del mismo modo? ¿Qué nos dice este hombre en esta frase? Según mi punto de vista nos dice que nada hay duradero, y que por tanto debemos abandonar nuestros hábitos para ir de etapa en etapa como mariposa en flor, eso sí, sin importarnos un comino que en ese recorrido vayamos destrozando no solo nuestros cerebros, sino nuestros sentimientos, y lo que es peor, los de los que nos rodean, argumentando sandeces de ese tipo, no parece extraño que vivamos en una sociedad desintegrada en lo familiar, en lo sentimental y en lo laboral, según Cohelo no merece la pena luchar por nada, sino que hay que seguir adelante y cerrar puertas o etapas, así podemos ir dejando a amantes, a hijos, a familia… en la más absoluta miseria, tanto emocional como económica si nos place con el perverso argumento que esgrime este seudo-filósofo no solo en sus libros sino en sus artículos que a los medios del Poder gusta publicar para alienarnos a todos con estas consignas que solo pretenden la insensibilización del ser humano.
¿Qué encierra esta frase?, muy sencillo, o muy complejo, depende quien lea esto y quien lo analice, partiendo de que vivimos en un mundo en el que ya apenas se piensa y el sentido crítico hace tiempo que es una rara avis en peligro de extinción, sabemos que los insensatos que lo lean lo tomarán al pie de la letra, y qué harán: simplemente no luchar, aceptar la derrota que en esta frase se nos vende como un victoria, están construyendo un mundo de insatisfacción para condenarnos al consumo y al cambio continuo. ¿Qué etapa llega a su fin si luchamos para que no acabe, y no hablo de las etapas de la edad, truco que usa Cohelo para engañarnos y hacernos creer que hay que asumir el cambio de etapa, claro, haciendo comparación con el cambio de edades, sabemos que la infancia pasa, que la adolescencia pasa, que la juventud (divino tesoro) pasa, y que la madurez y la vejez pasan, eso no cabe duda, pero: ¿Por qué Cohelo dice que hay que saber cuándo una etapa llega a su fin, y que si insistir en alargarla más de lo necesario, es perder la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir? ¿A qué etapa se refiere: edad, amor, trabajo…? ¿Y qué es lo necesario, según él? ¿Aceptar que nos hacemos primero niños, luego adolescentes, más tarde jóvenes, para ir madurando hasta llegar a la vejez? ¿Aceptar que el amor es igual de pasajero que esas edades? ¿Aceptar que el trabajo también es pasajero del mismo modo? ¿Qué nos dice este hombre en esta frase? Según mi punto de vista nos dice que nada hay duradero, y que por tanto debemos abandonar nuestros hábitos para ir de etapa en etapa como mariposa en flor, eso sí, sin importarnos un comino que en ese recorrido vayamos destrozando no solo nuestros cerebros, sino nuestros sentimientos, y lo que es peor, los de los que nos rodean, argumentando sandeces de ese tipo, no parece extraño que vivamos en una sociedad desintegrada en lo familiar, en lo sentimental y en lo laboral, según Cohelo no merece la pena luchar por nada, sino que hay que seguir adelante y cerrar puertas o etapas, así podemos ir dejando a amantes, a hijos, a familia… en la más absoluta miseria, tanto emocional como económica si nos place con el perverso argumento que esgrime este seudo-filósofo no solo en sus libros sino en sus artículos que a los medios del Poder gusta publicar para alienarnos a todos con estas consignas que solo pretenden la insensibilización del ser humano.
Lean el siguiente
párrafo que no tiene desperdicio:
“¿Me han despedido del trabajo? ¿Ha terminado una relación? ¿Me he ido de
casa de mis padres? ¿Me he ido a vivir a otro país? Esa amistad que tanto
tiempo cultivé, ¿ha desaparecido sin más? Puedes pasar mucho tiempo
preguntándote por qué ha sucedido algo así. Puedes decirte a ti mismo que no
darás un paso más hasta entender por qué motivo esas cosas que eran tan
importantes en tu vida se convirtieron de repente en polvo.”
“Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos: tu país,
tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano; todos ellos estarán cerrando
ciclos, pasando página, mirando hacia delante, y todos sufrirán al verte
paralizado.”
Analicemos, pues, desde nuestra perspectiva no alienada y ortodoxa y nada
conservadora aunque se pueda creer lo contrario:
Yo les voy a decir por qué motivos esas cosas tan importantes en la vida
se han convertido en polvo, porque cretinos como este Cohelo y los medios que
lo financian así quieren que sea, de modo que no debes paralizarte y estar en
continuo movimiento, comprando, comprando, cambiando, cambiando continuamente
para que no tengas raíces y para que el pasado desaparezca y con él tu
identidad y lo que es peor: lo que Eres.
¿Cómo que un desgaste inmenso para mi país…? Este tío es un imbécil de
mucho cuidado, qué me está diciendo que reflexionar, que sopesar, que pensar en
definitiva es un desgaste enorme para “tú país, tu cónyuge, tus amigos, tus
hijos, tu hermano…” ¿Cómo que todos ellos estarán cerrando ciclos, pasando
página, mirando hacia adelante? ¿Qué le van a trasmitir a sus hijos, sí, mis
hermanos, mi cónyuge, mis amigos…; si no miran al pasado y narran lo que hemos
sido, lo que seremos si no miramos atrás? ¿Cómo que todos sufrirán por verme
paralizado viendo cómo funciona la naturaleza o simplemente mirando al mar?
Pero sigamos, todavía hay más barbaridades que si las ponen en práctica “tu país, tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano”, no cabe duda que estarán haciéndose a sí mismos mucho daño, pero peor daño le estarán haciendo a la humanidad.
“RECUERDOS. Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el
pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido. El pasado no volverá: no
podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de
culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación
con una persona que se fue para no volver. No podemos ser empleados de empresas
inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Todo pasa, y lo mejor que podemos
hacer es no volver a ello. Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que
sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender
o dar nuestros libros. “
En este párrafo están escondidas todas las cosas que el capitalismo feroz
quiere que pongamos en práctica, no hay dudas de que este señor cobra una buena
pasta por esta propaganda fascista, y que desde su parnaso pagado para
adoctrinar a las masas nos mira con cara de dictador y nos escupe consignas de
este tipo. Todos sabemos que no se puede estar en dos sitios a la vez, ni en
tres, ni en cuatro, porque si eso fuera posible seríamos o dios o clones. Pero
¿Cómo que no se pude ni siquiera entender lo sucedido porque el pasado no
volverá? (afirmación esta de una obviedad aplastante, por tanto fuera de
lugar), ya sabemos que el pasado no volverá pero ¿por ello debemos dejarlo sin
más, no debemos saber por qué ocurrieron ciertos hechos en ese pasado? Aquí
para acusarnos y luego hostigarnos hace uso de la comparación de que “no
podemos ser eternamente niños, (más que obvio) adolescentes tardíos, (aquí nos
llama inmaduros) hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres
(que los abandonaron por creer en la propaganda de Cohelo), amantes que reviven día y noche su relación
con una persona que se fue para no volver (aquí nos dice que el amor es de paso
y que no merece la pena luchar por él). No podemos ser empleados de empresas
inexistentes (vaya sabiduría, ¿Cómo vamos a ser empleados de empresas que no
existen?), ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
(Aquí remata y nos dice que no merece la pena cultivar vínculos, ni amistades)”.
Pedro no se pierdan esta joya:
“¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Todo pasa, y lo mejor que
podemos hacer es no volver a ello. Por eso es tan importante (¡por muy doloroso
que sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos,
vender o dar nuestros libros.”.
Vamos a ver señor Cohelo, claro que los hechos pasan, pero hay que luchar
para que no se repitan, y si han pasado no debemos dejarlos ir, sino que
debemos analizar porqué ocurrieron, y qué costaron en daños como usted les
llamaría “colaterales”, ¿cómo que destruir recuerdos, debemos renegar de
nuestro pasado por muy doloroso que sea? Usted debe estar influenciado por
haber leído la novela de Ray Loriga “Tokio ya no me quiere”, en la que el
argumento es que un señor se dedica a vender pastillas para borrar el pasado.
¿Cambiar de casa para seguir alimentado al monstruo que usted defiende y
representa con sus soflamas? ¿Donar las cosas a los orfanatos? Esto me parece
de una crueldad terrible, porque usted pretende que nos desprendamos, no solo
de nuestros recuerdos (que probablemente estén en esos orfanatos), sino que
además les regalemos nuestras enseres, a los seres que viven en esos orfanatos
para que tengan memoria de donde vivieron una vez antes que sus padres les
abandonaran porque se creyeron a pie juntilla la basura fascista que usted
proclama a modo de auto-ayuda, mire señor Cohelo con amigos como usted para que
quiere uno enemigos.
Pero no se vayan todavía hay más. ¿Vender o dar nuestros libros? ¿Qué
pasa que tampoco es bueno llevar nuestros libros con nosotros no vaya a ser que
nos recuerden quiénes somos y qué hicimos, no vaya a ser que nos creen un cargo
de conciencia por abandonar a la primera de cambio sin siquiera otorgarnos el
beneficio de la duda?
Gracias a sus soflamas hay miles de familias des-estructuradas y miles de
seres infelices consumiendo como autómatas para acallar sus conciencias porque
abandonaron a sus hijos en orfanatos (a los que usted aconseja donar los
en-seres), a sus parejas en camas frías y vacías, a sus padres en asilos, a sus
hermanos en la calle y en la absoluta miseria, y estuvieron cambiando de
amantes, de hijos, de familia, de casas,
para no echar raíces, para no enfrentarse a ellos mismos, para no
hacerse preguntas para no sufrir, para abrazar mentiras como las suyas señor
Cohelo, por creerle a usted y a sus soflamas, señor Cohelo, deje de hacerle
daño, más daño a la humanidad de lo que ya ha hecho, y le recuerdo que en su
libro “El Alquimista”, la moraleja era todo lo contrario a lo que usted
proclama en este artículo, que miles de personas leerán y creerán a pie
juntilla.
No sigo, solo invito a mis lectores a leer su soflama y a que saquen
conclusiones y no se dejen convencer por su retahíla en la que sin que se note
proclama una humanidad de idiotas, una humanidad perdida y llena de
insatisfacción, una humanidad que no luchará por nadie, una humanidad en lo que
lo más importante será el YO, por tanto una humanidad egoísta y carente de
valores, una humanidad destructiva y depredadora.
Ahora predique con el ejemplo, cambie de casa, done sus cosas a un
orfanato, queme sus libros o regálelos, probablemente lo primero le hará un
gran favor a la humanidad, porque usted sabe que todo hombre que no recuerda su
pasado está condenado a repetirlo, y que cualquier ser humano, por muy mal que
lo haya hecho, merece una oportunidad, no me sea mal nacido. Le recomiendo esta
frase de Gorki:
“Cada hombre es una víctima del ambiente y las condiciones en que vive”.
Usted con sus palabras es un verdugo al servicio del capitalismo en pos
de alienar a los seres humanos.
*Análisis del artículo Cerrando Puertas de Paulo Cohelo
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