La lentitud del magma
Pedro Luis Ibáñez Lérida*
"La muerte de cualquier hombre me disminuye porqueestoy ligado a la humanidad;
por consiguiente nuncahagas preguntar por quien doblan las campanas:doblan por ti".
John Donne
Acabo
de terminar la lectura de Relámpagos, de la poetisa Carmen Moreno.
Una de las partes en el que se divide el poemario, está centrada en la figura
de Norma Jeane -Marilyn Monroe-, en el que a través de reflexiones, las dos mujeres
hablan de sí mismas: "Subirme la falda y tener tu sexo, / abrir
los ojos y verme entera, / ser mujer y estar en paz" Tanta
ternura, tanta transparencia se confabulan, como el propio título encamina,
para rasgar el cielo y entreabrir el imperio de la luz. Horacio reclama la
propia identidad, "Aquellos que cruzan el mar cambian de cielo, pero no
de alma". En cualquier viaje el destino final es uno mismo. Me deleito
con algunas fotografías que Bert Stern realizó a la protagonista de Vidas
rebeldes. Pocos días después aparecía muerta, al parecer por una ingesta de
barbitúricos. Dice Carmen Moreno en referencia a la actriz norteamericana,
"No dejes que el revólver te mancille. / Sal de la vida como
mereces, / con la premura de las rachas de viento". La mirada
de Norma recoge el enigma del océano, vasta e incontrolable naturaleza, y su
debilidad, suspiro fenecido en la orilla.
Viaje
del espanto podría calificarse al que tiene como destino final la cárcel.
El tránsito hasta ella nos descubre el talante de quienes por circunstancias se
ven envueltos en este tipo de situaciones judiciales. Preguntes a quien
preguntes, la unanimidad es total y absoluta. El extesorero del PP -Partido
Popular- descansa sus huesos en la penitenciaria. Ya no podrá realizar esos viajes
a Suiza con fines pecuniarios o al Polo Norte con tintes aventureros, que
recogiera el siempre estimulante Jack London en obras como Colmillo blanco.
Desatendiendo al hierático "inversor bursátil", detengo mi
contemplación sobre su esposa y la celebración -no podría denominarse de otra
manera- de su viaje al juzgado. Allá que desciende del automóvil y posa su
prestancia en la acera con el empuje firme y decidido en decir a los cuatro
vientos: ¡¡Aquí estoy yo...!! Chófer y ayudante de cámara para que no
falte ningún detalle en esta escenificación de la osadía más alevosa y triste.
Allá que se encamina con la barbilla elevada y la cabellera suelta. Todo un
gesto de poder y afianzamiento en el territorio que pisa, y que al parecer
tanta confianza le inspira.
Los
placeres mundanos y viajeros de un alto prelado del Vaticano, nos confirman
que el ojo de la aguja se ha ensanchado hasta lograr que un camello pase por
él. Cosa fina la de fletar un avión privado para desde Suiza ascender a los
cielos -quizás como acto de contrición- con 20 millones de euros y
posteriormente aterrizar en Italia. Para este viaje si se necesitaban alforjas,
y qué alforjas. De lo que contenga el banco de la Santa Sede apenas sabemos,
pero que la impresión es de una insalubre estancia es la sensación más afín a
los manejos que, como éstos, la ensombrecen.
En
Meditaciones el emperador romano y filósofo Marco Aurelio
manifestaba: "¿He realizado algo útil a la humanidad? En consecuencia
me he beneficiado. Salga siempre a tu encuentro y ten a mano está máxima, y
nunca la abandones". El poder es siempre la primera fase de la
corrupción. La gestión de ese poder no puede estar contenido en la extensión
democrática, como barbecho durante cuatro años hasta la llegada de la siembra.
La igualdad, a la que tanto se refieren para esgrimir postulados
contradictorios, no obedece precisamente a un derecho. Más bien a la supresión
del privilegio. La acumulación de poder lo es de privilegios y, con ellos, de
degeneración. Entre los principios del poder no se halla precisamente la
creación del pensamiento. El carácter estoico que representaba el emperador de
origen hispano, no es garantía de hechos intactos por la miseria humana, pero
sí de la perspectiva moral e intelectual que acoge en sí lo más trascendente:
saber pensar y ser uno mismo. Estas dos acciones de pensamiento y acción no se
descartan y se persiguen en cualquier esfera de poder. "Tsvietaieva...
el dolor desde la soga que se balancea en su sombra". La poetisa
moscovita se encarna en el aliento de la gaditana Carmen Moreno. Los sinsabores
y penurias que sufrió en "la desesperación del silencio" la
convierten en ese lugar de perenne promisión de libertad. Voz poética que
respira en la desesperación y no renuncia a su espíritu de creación. Mientras
algunos emprenden viaje hacia las
tinieblas, la poesía nos señala el de la transparencia, "Lo dijo
Saturno tras devorar a sus hijos: / -Se me atragantó el hombre / y
parí tiranos".
*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com
LetrasTRL N.º 60-julio-2013
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