Pedro Luis Ibáñez Lérida *
"Érase una vez, un país en el que
vivían una cigarra y una hormiga. La hormiga era hacendosa y trabajadora, y
la cigarra no. Le gustaba cantar y dormir, mientras la hormiga hacía sus
labores.Pasó el tiempo y la hormiga trabajó y trabajó todo el verano, ahorró
cuanto pudo, y en invierno, la cigarra se moría de frío, mientras la hormiga,
tenia de todo... ¡Que hija de puta la hormiga! La cigarra llamó a la puerta de
la hormiga, que le dijo:
- Cigarrita, cigarrita, si hubieras trabajado
como yo, ahora no pasarías hambre ni frío... ¡¡y no le abrió la puerta!!
- ¿Quien ha escrito esto?
Porque esto no es así; la hormiga esta es una hija de la gran
puta y una
especuladora. Y además, aquí no dice porque unos nacen cigarras y otros hormigas,
y tampoco, que si naces cigarra estás jodido, y aquí, no lo cuenta".
Santa,
uno de los parados de la película "Los lunes al sol", del
director madrileño Fernando León de Aranoa e interpretado por Javier Bardem, se
esforzaba en leer el cuento de "La cigarra y la hormiga"a un
niño, bajo la tenue luz de la lámpara de una mesilla de noche. El niño, que
atendía sin parpadear a un cariacontecido y remiso cuentista, parecía que
perdía el sueño por momentos, cuando aquél mientras ponía en duda la moraleja
del cuento, percutía los dedos sobre la tapa del cuento reafirmando tamaña
injusticia que se describía y que tenía en sí mismo el mejor ejemplo. Apenas
han transcurrido 10 años desde el estreno de esta película que consiguio
diversos galardones cinematográficos nacionales e internacionales. El
infortunio de un grupo de hombres como consecuencia del desempleo que sufren,
da pie a contar la historia de la exclusión social que significa el panorama
laboral. El desarraigo social les somete a la dura e introspectiva experiencia
de vagar sin rumbo fijo, flotando al albur de la corriente. La película incide
en el valor del trabajo como encauzamiento y vertebración social. En tales
circunstancias toma partido por la solidaridad que infunde a los trabajadores
el mínimo equilibrio para no perder la cordura. Cierto es que la resignación
abunda en sus rostros y maneras. Pero incluso así, sin aspavientos ni otras
prerrogativas o artificios aliviadores o presuntuosos, la dignidad está a flor
de piel. Y se defiende con uñas y dientes aunque la imagen final pueda
entenderse como la resignación, la indiferencia y el conformismo, nada más
lejos de la realidad. En estos días que tanto se habla de violencia estructural
para justificar un posicionamiento ultraconservador, la muerte social que
deriva de la precariedad laboral y el desempleo se afianza con decidido empeño,
a tenor de la aprobación de la Reforma laboral. Es curioso que frente a esta
iniciativa legislativa gubernamental, y como respuesta inmediata, los
sindicatos convoquen una Huelga General. Argumentando que el contexto de
crisis, no la hace adecuada para nuestra imagen internacional y confianza en
los mercados. Pero, ¿qué esperaban que sucediese... ? Los sindicatos ejercen,
también, la responsabilidad de posicionarse con coherencia y sin espasmos. Lo
extraño hubiese sido lo contrario. Y aunque el constante avatar mediático
cuestione la inoportunidad, va a convertirse en un referente europeo como
defensa sin fisuras de los derechos laborales. Porque no cabe la menor duda
que, como bien señala el refran, "A río revuelto ganancia de pescadores".Mientras
los recortes van dando forma a un patrón político y conductual, cala en la
sociedad un grado de austeridad cada vez mayor. De ahí a la reconversión de los
derechos queda un brevísimo espacio.
Santa, se aproxima al
portal de una casa. Los ladridos de un perro transmiten cierta orfandad y
desamparo en la madrugada. En un primer instante el intermitente destello de la
luz no hace presagiar el final de la escena. Llama al timbre. Se denota la
familiaridad por la insistencia. La falta de respuesta le desconcierta. Y es en
ese preciso momento cuando parece apercibirse de la luz destellante. Conforme
va girando para dejar atrás el portal, levanta la mirada y, poco a poco, se aleja
de aquél para tomar perspectiva del foco de luz que incesantemente titila. Los
ojos vidrioso traslucen la tragedía: Salvador, su compañero, se ha suicidado.
Martin Niemöler, pastor luterano alemán, escribió en 1946 un famosísimo poema
sobre la indiferencia y la necesidad de resistir a cualquier grado de tiranía o
imposición, "Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté,
porque yo no era sindicalista (...) Cuando vinieron a buscarme,no había
nadie más que pudiera protestar". Ahora vienen a por cada uno de
nosotros... tú, ¿qué harás...?
*Pedro Luis
Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida.
Contacto: pedrolerida@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario